Acero

Antes de caer
vi un fuego en tus ojos,
me decía quédate
mientras el tiempo
nos dejaba solos.

En aquel holocausto
en el altar de mi pensamiento
hice ofrendas al mundo
por conocer que envolvía
a mi yo más profundo.

Desde que me mataste
solo ha pasado un segundo
cada momento que vuelves
yo soy el calor del gatillo
tú solo mi caminar moribundo.

Si hinco las rodillas
y te rezo oraciones de sangre
en la tierra brotará un árbol
y en su cima, recordándote
moriré una vez más,
porque es una de mis pasiones.

 

Bello y profundo poema. Grato leerte. Saludos.

 

Realmente expresas esta pasión con toda su melancolía en bellos versos y se disfruta en cada letra, un saludo cordial.