Comprendo.

COMPRENDO…

Me ciega tu repentina pasión,

y tu exigua risa, que esconde un

pasado para olvidar, lágrimas;

dolor que estremece tu historia.

Mi ilusión, no te alcanza, pero,

el destino marca mi historia, y

aunque conozco tu arte de no

repetir ni decir lo que quieres,

siempre, quiero saber más de ti.

Entonces me evitas, porque tu

pasado pesa más que mi pasión.

De esta forma, aunque tu espíritu,

desea arrumbar a mi vida, la vida misma

te retiene y me aparta del camino

hacia tu corazón; que no desea más

heridas, ni angustias y yo debo entender…

augus 13 octubre 2016.

 

Pues sí. Huyendo de nosotros mismos, y de nuestra divinidad. Pero algún día, lo aceptaremos. Nos rendiremos ante la evidencia. Somos humanos y divinos, al mismo tiempo.