Equivocada

Arrebatada estaba mi alma,
recostada sobre el piso labrado,
perdida,perdida entre los fragmentos de la vida,
rodeada de tantos malas travesías,
errada, errada entre los espinos y los cardos.

Ahí estaba mi alma malgastada,
entre los llantos y las lluvias frías,
entre los colores de las amapolas,
y la rosa negra que al pinchar ya no dolía.

Abierta estaba mi herida,
donde corroían los lamentos,
transitaban por ella todas esas letras,
que gemían,
con dolores callados,
calcinados con pocas esperanzas vivía.

Arrebatada mi alma perdida,
en los recovecos desaparecía,
tremebundas las pisadas eran,
como enjambre de gigantes
sobre mi espalda tenia.

Caían pedazos de este mi calvario
Taciturnas las estrellas extinguían su centelleo,
como la caída de un alfiler,
sonaban mis menesterosos latidos,
casi intolerables, casi desvividos.
estaban agotados mis sedientos caminos.