Lago

Perfume azul
nieve en la arena

humana huella
borró su vida

al perseguir un ave
que ahora es roja y amarilla

la playa en silencio
la barcaza reseca

atrás​

en los árboles
se quedaron todas las manzanas

nadie anduvo
la antigua bajada

nunca más
el murmullo de las risas

solo los surcos
con sus silbidos de viento
entre la espesa hierba

el otoño reblandece
en la madera del muelle

una leve brillantina de agua
ciega al sol

que ya no habla
el lenguaje de las perlas

y lejos

muy lejos

la profunda desnudez
del lago

la salvaje caricia
de su mítica fauna

 

Una bella y suave descripción que nos invita a la calma y la meditación...

Un placer descubrir tu espacio de letras amigo

Te envío un gran abrazo.

 

Gracias por detenerte a leerlo y por el detalle de comentarlo. Te envío un gran abrazo. Nos leemos!
Dani.

 

Siempre profunda y hermosa tu poesía Daniel
Un abrazo desde mi norte.

 

Qué lindo que te guste, Naty. Abrazo desde este Buenos Aires otoñal.
Dani.

 

Siempreeee

 

Cada entrega que nos compartes Daniel, nos toma de las manos para blindarnos con la esencia del viaje; un sendero que nos convoca a la natural forma y sentido del universo. Las imágenes de este poema son tan precisas; nos susurran de las huellas de la madre natura, de su perfecto anidar en el ambiente abiótico hacia un ciclo donde todo vuelve, -energía-, especialmente ser.

solo los surcos
con sus silbidos de viento
entre la espesa hierba

Expresión poética del milagro de la vida, pero también, lo tan alejados que estamos de su espectro en estos tiempos turbios, la soledad que arropa su estela y el momento que no debería faltar para asistirla.

Quizás querido amigo, no es exactamente la intención de esta bella gema, sin embargo, -y siempre es así-, cada encuentro con tus letras me permite también mirarme.

Recibe un gran abrazo, con mucho cariño y admiración
Y que estos días te procuren bienestar en todo.
Camelia

 

Gracias, maestro LyA por detenerte en mis humildes versos y por detalle de comentarlos con tanta generosidad. Abrazo.
Dani.

 

Y tan generosa siempre conmigo, dulcisima amiga mía. Tan delicada en tu lectura. Lo que más puedo amar de mis propios poemas es que lleven al lector hasta los rincones de su propio universo. Y en este caso, que te confronten contigo misma. Que te olvides de interpretar la intención que pudieron haber tenido y te vuelques sobre el propio río correntoso y dinámico que es tu vida.
¡Oh, sublime destino de las letras!
Tus palabras siempre me dejan el sabor dulce de la gratitud. De la amistad sincera y madura. Del afecto sin doblez. Por eso vuelvo a beber una y otra vez de nuestra amistad, querida Camelia. Te abrazo con el corazón.
Dani.

 

Un gran poema, placer infinito de lectura, gracias por compartirla en el foro.
Besitos cariñosos vuelen hasta ti.