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Tribulación

Tema en 'Poesía Surrealista' comenzado por Lucevelio, 26 de Octubre de 2016. Respuestas: 2 | Visitas: 457

  1. Lucevelio

    Lucevelio Surrealismo, realismo, terror. Miembro del Equipo Moderadores Moderador enseñante

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    Quiero cantarte Barcelona de América(1) con este amor de hijo,
    madre de mi pecho. Y te digo madre
    porque abriste tu cuna para mi primer llanto.

    Quiero rodearte con la flor de la palabra
    para disipar el trance que me atormenta.

    Quiero, de algún modo, subsanar una ruina,
    una ruina de la que no pudiste levantarte, porque
    los brazos estaban en medio de la contienda, que luego de acabada no eran suficientes o estaban heridos
    o habían caídos irremediablemente.

    Los dolores pesan en el alma, no solo
    cuando ocurren o transcurren, también cuando se recuerdan
    y se llegan a ellos por la memoria, y no sé si insistir con este canto.

    Tengo un dolor por ti, sentí un calvario de ti.
    Aunque no estuve, lo supe. Acudí a leerte un día
    y allí lo supe, envuelta en tu historia
    y aún despierta. La misma historia patria hinchada
    de rejón y sangre y polvareda y felonía.

    Un frío pesar me dividió el alma,
    fue como un granizo queriendo detener
    mi pálpito tranquilo.

    No sé si este canto haga huir al dolor a una esquina,
    no sé si sirva de algo evocar con palabras
    el abismo al que te empujaron, al que empujaron
    a tus hijos de entonces,
    mis hermanos de entonces.

    Sé que toda bajeza es el aparato
    de aquellos que intentan mantener un dominio sin motivo. Son los que pretenden despertar
    una gloria sin primavera.

    Pocos ejecutores son capaces de barrer
    y quebrantar el territorio con el ennegrecimiento
    de una cruzada. Y fueron estos, los que, con saliva
    de bestia, hincaron su tridente
    hasta destrozar tu seno amoroso,
    sacándole la grasa de los espíritus encogidos de los marginados.

    ¡Barcelona, madre!
    Te arrojaron a los infiernos en
    un solo día, obstruyeron la monotonía del trapiche con su arrebato.

    Nerviosa y aguerrida se ilustró tu frente
    para el duelo.
    Tu batalla empezó al aguijonear
    el temor y la muerte vino a imponer su postura,
    a restregar su dedo, cuando le ofrendaron alaridos.

    ¿Con qué corazones ordenaron
    aquellos sin entrañas? ¿Por qué asaltar
    tu inquebrantable pezón espolvoreado
    en los muros? ¿Por qué atreverse con el hocico
    y no a intimidarse con los labios?
    ¿Para qué lucirse de sombra y degradación frente a tu seda del día?

    Convirtieron tu huerto de astro y blancura,
    de hogaza y promesa, de hábito y camastro,
    en soledumbre en la que nadie quiere
    descansar.

    Nada fue tan intenso en la amenaza, nada fue tan acalorado con la pólvora, que aquel mediodía
    cayendo en la arremetida, herida con lamentos y rigores.

    ¡He oído las heridas, he sentido el clamor!

    Esta amargura, que es como una sentencia
    para mí, sigue viva, es un eco que me escandaliza
    y me tira.

    Que hubo un godo jadeante y sediento y ciego,
    descendido de Píritu
    (2), queriendo perpetrar
    un abril con la desolación. Queriendo ejercer, con el
    sable, su hoja trastornada.
    Queriendo quemar en la hoguera la conciencia.

    Sí,
    dispuso la mesa, para engullir
    la raíz de tu vientre desoído por el héroe. Descosió la esperanza con tan solo erigir la garganta
    hacia la hora. Y los corazones, ante la cólera,
    sintieron la última permanencia
    en la tierra.

    No hubo oportunidad para prevenir el crimen:
    fue un crepúsculo de locura. Y lo sucedido,
    hubo que suceder.

    Sea acaso imposible, que mi pecho se asiente
    con este canto que intenta despertar pájaros
    en la oscuridad.

    Mis ojos, desdoblados por tu pasado,
    el nuestro,
    se desatan por el aparato que sofocó
    cuellos y muñecas.

    En mí la tribulación embiste la memoria,
    detestando con tormenta, con explosión,
    con desorden,
    la agonía en el polvo.

    Ella me empuja al odio, a no obedecer el olvido
    que hace resurgir la saliva
    excretada por los insectos.

    Pero si escribiera desde la hostilidad,
    la congoja pasaría ser una vil excusa
    y los insultos harían de este canto un graznido
    en el hoyo.


    ***
    (1) Coordenadas: 10°08′00″N 64°41′00″O - https://es.wikipedia.org/wiki/Barcelona_(Venezuela)

    (2) Coordenadas: 10°04′00″N 65°03′00″O - https://es.wikipedia.org/wiki/Puerto_Píritu
     
    #1
    A tribuZen, LUZYABSENTA y homo-adictus les gusta esto.
  2. LUZYABSENTA

    LUZYABSENTA Moder Surrealistas, Microprosas.Miembro del Jurado Miembro del Equipo Moderadores

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    SEntir un dolor, hacer olvido de las consecuencias y dejar que
    la memoria se otorgue a esa eternidad de un silencio triste
    y a la vez canto del alma. saludos, excelente. luzyabsenta
     
    #2
  3. tribuZen

    tribuZen Poeta veterano en el portal

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    Excelente Lucevelio, un gran poema, realmente muy bueno. Saludos, que vaya todo bien.
     
    #3

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