Tristeza

Arráncamelo haz que el fuego
y la costumbre se disipen.
Deja que corran mis lagrimas sucias
que me dejen florecer, que me limpien
como el sereno de mi puerto olvidado
al que no quiero regresar.

Enséñame la huida o tráeme el bloque
del cementerio oscuro y escondido.
Dile a mi mente que se calle para que no
olvide , pero si para que me perdone tantas
pizcas de tristeza que le he echado a este
pecho en el que confió su valentía.

Recipientes vacios,
donde no hay mas que ponerles.
Bocetos simples de mi gran
obra pintada con rojos y negros
las piernas que he dibujado con
las medias puestas, con mis pies
mostrados con carbones, con dos
cigarros muertos en cenizas de montones.

Déjame retoñar , déjame vivir tristeza.
Déjame que te hable y te conquiste,
para que te vayas a la casa de las putas
olvidadas oliendo a cereza.

 

me gustó mucho esa última estrofa...

cómo duele esa necesidad de retoñar, florecer, de verse limpio, para poder amar, olvidar, dialogar creativamente y volver al disfrute...

carlos

 

Hola!
Muy diferente a lo que he leeido pero me agrado muchas veces queremos volver a vivir aunque eso suena incoherente pero quiza es posible un gusto leerte, hasta pronto.