Tiemblo como un niño, como un dios en su eterna soledad. Miro, observo el resplandor de las calles, la luna...; me pienso, me esparzo en...
Tierna... ¡Qué tiernos tus labios! ¡Qué amable tu risa! ¡Qué feliz de ver tus ojos! ¡Qué desperdicio de vida! ¿Qué haces? ¿En qué estabas...
Deslizo mi pluma sobre este papel virgen, virgen de sueños y desencantos, de pinturas frustradas... Y la deslizo por él como quien deja...