100.

Es mi corazón el que tiene sueño
y no logra encontrar las cicatrices
que el viento desprendió, lentamente,
del polvo de los días.

Visiones semiocultas:
parálisis en el fulgor de la mente.

Entre letras movedizas
y horas inoportunas,
mis dedos trajeron una imagen
de otra época.

Plenilunio:
ausencia de sombras.

Sola –adiós al sínodo–
sobrevivo en un rincón de tus ojos
y suelto los rastros que quedaron
al despegarme de tus hombros.

Expiación:
cada día nos reconstruimos un poquito.

 

La nostalgia, el recuerdo y su expiación se conjugan en sus versos y equilibran el poema. Excelente.
Un abrazo respetuoso.

 

Hola, obra de mucha carga emotiva,
un gusto leerte
Saludos y estrellas
¡SONRIE

 

muchas gracias por estar ahí... leyendo... dejando bellas palabras!!!
abrazo gigante!!!
Diana

 

mujerbonita!!!! mil gracias!!!! besos y estrellas para vos!!!!
Diana