133.

El razonamiento vuelve
–psíquicamente decapitado–
entre zumbidos y mariposeos
sondeando los beneficios
de regresar a las teorías.

Es casi anecdótico.

Los cataclismos aparecen
–como una flor sin primavera–
tras la diáspora y
la reestructuración
del espacio-tiempo.

Es casi truculento.

El Sol sigue el círculo del horizonte
–el equinoccio no es un requisito–
sin chocarse contra sí mismo
demostrando, una vez más,
que la naturaleza aborrece el vacío.

Es casi profano.

Toda esa represión
–contra la que no se puede luchar–
brota como parte
de un desorden de la memoria,
como estrellas que flotan en el agua.

Es casi mandaloide.