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Carolina Varela Lopez · 6 de Abril de 2025

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Alde · 6 de Enero de 2025

Carolina Varela Lopez dijo: ↑

“El frío se entrelazó con mis suspiros
Y tu espalda fue la calidez que me volvió la vida
Ese latir tan fuerte entre mis manos
Ese estar así tranquilizados
Es un rompecabezas de delirios tenues
Abrazarte y pensar que solo tú y yo
existimos en el universo intenso de tus ojos.”
J. Fausto González Martínez

Pegado a mí, habiéndome de ti llenado
de tus delirios premeditados,
tomabas brasas en tus manos
para limpiarme del tiempo huraño.
Llegado por mi espalda como una manta
me refugiaba en la esperanza,
en el eco de tus risas
como el infantil coro que acaricia.
Recogías el universo, lo extendías,
me plegabas en tu cuerpo, me entendías;
fuimos aspas en el viento
sin rompernos, viviendo en tu aliento.
Fuiste vida, como aves en huida,
fuiste el silencio en mi algarabía;
fui la columna de tu techo;
la oruga que pintabas en el lecho.
Y quedó el olor intacto en tu camisa,
el almizcle que subió a mi cornisa;
el humo que ascendió en la chimenea,
las huellas de carbón de nuestra hoguera.
Me recosté a la sombra de tu higuera;
desesperaba cuál Jonás bajo la calabacera
porque un momento sin ti me sofocaba,
me era asfixia no encontrarte en la mirada.
El pavo real despliega hoy sus plumas,
es arrebol en el tiempo de la bruma,
y coronado en el amor vuelve a su nido,
no sin antes dejarme su latido.
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Una bella sensación de un sentimiento profundo.
Deseos y huellas.

Saludos

AnonimamenteYo · 6 de Enero de 2025

Me ha gustado
una conexión profunda los dos,
como si cada gesto formara parte de un mismo universo
"fui la columna de tu techo; / la oruga que pintabas en el lecho"
transformación íntima y la fuerza en la unión con el otro

Carolina Varela Lopez · 6 de Enero de 2025

Gracias, queridos amigos Alde y Paco, qué puedo decir, escribo desde la nostalgia. Les mando abrazos.

Luis Á. Ruiz Peradejordi · 6 de Enero de 2025

Carolina Varela Lopez dijo: ↑

“El frío se entrelazó con mis suspiros
Y tu espalda fue la calidez que me volvió la vida
Ese latir tan fuerte entre mis manos
Ese estar así tranquilizados
Es un rompecabezas de delirios tenues
Abrazarte y pensar que solo tú y yo
existimos en el universo intenso de tus ojos.”
J. Fausto González Martínez

Pegado a mí, habiéndome de ti llenado
de tus delirios premeditados,
tomabas brasas en tus manos
para limpiarme del tiempo huraño.
Llegado por mi espalda como una manta
me refugiaba en la esperanza,
en el eco de tus risas
como el infantil coro que acaricia.
Recogías el universo, lo extendías,
me plegabas en tu cuerpo, me entendías;
fuimos aspas en el viento
sin rompernos, viviendo en tu aliento.
Fuiste vida, como aves en huida,
fuiste el silencio en mi algarabía;
fui la columna de tu techo;
la oruga que pintabas en el lecho.
Y quedó el olor intacto en tu camisa,
el almizcle que subió a mi cornisa;
el humo que ascendió en la chimenea,
las huellas de carbón de nuestra hoguera.
Me recosté a la sombra de tu higuera;
desesperaba cual Jonás bajo la calabacera
porque un momento sin ti me sofocaba,
me era asfixia no encontrarte en la mirada.
El pavo real despliega hoy sus plumas,
es arrebol en el tiempo de la bruma,
y coronado en el amor vuelve a su nido,
no sin antes dejarme su latido.
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A veces la distancia se abre bajo los pies como un abismo. Y esa distancia parece engrandecerse y con ello dejarnos indefensos. Solo cuando se alcanza de nuevo la mano que se ansía uno es capaz de vencer el miedo.
Versos muy interesantes. Un cordial saludo.

Carolina Varela Lopez · 6 de Enero de 2025

Luis Á. Ruiz Peradejordi dijo: ↑

Solo cuando se alcanza de nuevo la mano que se ansía uno es capaz de vencer el miedo.
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Gracias por tu comentario, estimado poeta. Aunque existan temores hay que seguir, no tengo manera de tomar su mano de nuevo, excepto en la eternidad.

goodlookingteenagevampire · 7 de Enero de 2025

Carolina Varela Lopez dijo: ↑

“El frío se entrelazó con mis suspiros
Y tu espalda fue la calidez que me volvió la vida
Ese latir tan fuerte entre mis manos
Ese estar así tranquilizados
Es un rompecabezas de delirios tenues
Abrazarte y pensar que solo tú y yo
existimos en el universo intenso de tus ojos.”
J. Fausto González Martínez

Pegado a mí, habiéndome de ti llenado
de tus delirios premeditados,
tomabas brasas en tus manos
para limpiarme del tiempo huraño.
Llegado por mi espalda como una manta
me refugiaba en la esperanza,
en el eco de tus risas
como el infantil coro que acaricia.
Recogías el universo, lo extendías,
me plegabas en tu cuerpo, me entendías;
fuimos aspas en el viento
sin rompernos, viviendo en tu aliento.
Fuiste vida, como aves en huida,
fuiste el silencio en mi algarabía;
fui la columna de tu techo;
la oruga que pintabas en el lecho.
Y quedó el olor intacto en tu camisa,
el almizcle que subió a mi cornisa;
el humo que ascendió en la chimenea,
las huellas de carbón de nuestra hoguera.
Me recosté a la sombra de tu higuera;
desesperaba cual Jonás bajo la calabacera
porque un momento sin ti me sofocaba,
me era asfixia no encontrarte en la mirada.
El pavo real despliega hoy sus plumas,
es arrebol en el tiempo de la bruma,
y coronado en el amor vuelve a su nido,
no sin antes dejarme su latido.
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Las dos primeras líneas anticipan todo el colorido que se viene.
Un saludo, Carolina.

Luciana Rubio · 7 de Enero de 2025

Carolina Varela Lopez dijo: ↑

“El frío se entrelazó con mis suspiros
Y tu espalda fue la calidez que me volvió la vida
Ese latir tan fuerte entre mis manos
Ese estar así tranquilizados
Es un rompecabezas de delirios tenues
Abrazarte y pensar que solo tú y yo
existimos en el universo intenso de tus ojos.”
J. Fausto González Martínez

Pegado a mí, habiéndome de ti llenado
de tus delirios premeditados,
tomabas brasas en tus manos
para limpiarme del tiempo huraño.
Llegado por mi espalda como una manta
me refugiaba en la esperanza,
en el eco de tus risas
como el infantil coro que acaricia.
Recogías el universo, lo extendías,
me plegabas en tu cuerpo, me entendías;
fuimos aspas en el viento
sin rompernos, viviendo en tu aliento.
Fuiste vida, como aves en huida,
fuiste el silencio en mi algarabía;
fui la columna de tu techo;
la oruga que pintabas en el lecho.
Y quedó el olor intacto en tu camisa,
el almizcle que subió a mi cornisa;
el humo que ascendió en la chimenea,
las huellas de carbón de nuestra hoguera.
Me recosté a la sombra de tu higuera;
desesperaba cual Jonás bajo la calabacera
porque un momento sin ti me sofocaba,
me era asfixia no encontrarte en la mirada.
El pavo real despliega hoy sus plumas,
es arrebol en el tiempo de la bruma,
y coronado en el amor vuelve a su nido,
no sin antes dejarme su latido.
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"Para limpiarme del tiempo huraño", maravilla de verso, sin desmerecer a los otros. Excelente poema. Un placer leerte.

Carolina Varela Lopez · 7 de Enero de 2025

Gracias, Vampire y Luciana, por su amable visita a mis letras. Les mando un abrazo.

Amarilys · 7 de Enero de 2025

Carolina Varela Lopez dijo: ↑

“El frío se entrelazó con mis suspiros
Y tu espalda fue la calidez que me volvió la vida
Ese latir tan fuerte entre mis manos
Ese estar así tranquilizados
Es un rompecabezas de delirios tenues
Abrazarte y pensar que solo tú y yo
existimos en el universo intenso de tus ojos.”
J. Fausto González Martínez

Pegado a mí, habiéndome de ti llenado
de tus delirios premeditados,
tomabas brasas en tus manos
para limpiarme del tiempo huraño.
Llegado por mi espalda como una manta
me refugiaba en la esperanza,
en el eco de tus risas
como el infantil coro que acaricia.
Recogías el universo, lo extendías,
me plegabas en tu cuerpo, me entendías;
fuimos aspas en el viento
sin rompernos, viviendo en tu aliento.
Fuiste vida, como aves en huida,
fuiste el silencio en mi algarabía;
fui la columna de tu techo;
la oruga que pintabas en el lecho.
Y quedó el olor intacto en tu camisa,
el almizcle que subió a mi cornisa;
el humo que ascendió en la chimenea,
las huellas de carbón de nuestra hoguera.
Me recosté a la sombra de tu higuera;
desesperaba cual Jonás bajo la calabacera
porque un momento sin ti me sofocaba,
me era asfixia no encontrarte en la mirada.
El pavo real despliega hoy sus plumas,
es arrebol en el tiempo de la bruma,
y coronado en el amor vuelve a su nido,
no sin antes dejarme su latido.
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Muchos sentimientos traducidos en un grito de amor puro. Muy bello poema Poetisa Carolina. Amistad poética Amarilys

Carolina Varela Lopez · 7 de Enero de 2025

Gracias por tu presencia en mis letras, querida Poetisa Amarilys, te mando un abrazo fraterno.

penabad57 · 11 de Enero de 2025

Un buen ejercicio poético en su mayoría en rima asonante. Un poema de amor con imágenes atractivas que he disfrutado. Mi felicitación y un abrazo.

Emp · 11 de Enero de 2025

Carolina Varela Lopez dijo: ↑

“El frío se entrelazó con mis suspiros
Y tu espalda fue la calidez que me volvió la vida
Ese latir tan fuerte entre mis manos
Ese estar así tranquilizados
Es un rompecabezas de delirios tenues
Abrazarte y pensar que solo tú y yo
existimos en el universo intenso de tus ojos.”
J. Fausto González Martínez

Pegado a mí, habiéndome de ti llenado
de tus delirios premeditados,
tomabas brasas en tus manos
para limpiarme del tiempo huraño.
Llegado por mi espalda como una manta
me refugiaba en la esperanza,
en el eco de tus risas
como el infantil coro que acaricia.
Recogías el universo, lo extendías,
me plegabas en tu cuerpo, me entendías;
fuimos aspas en el viento
sin rompernos, viviendo en tu aliento.
Fuiste vida, como aves en huida,
fuiste el silencio en mi algarabía;
fui la columna de tu techo;
la oruga que pintabas en el lecho.
Y quedó el olor intacto en tu camisa,
el almizcle que subió a mi cornisa;
el humo que ascendió en la chimenea,
las huellas de carbón de nuestra hoguera.
Me recosté a la sombra de tu higuera;
desesperaba cual Jonás bajo la calabacera
porque un momento sin ti me sofocaba,
me era asfixia no encontrarte en la mirada.
El pavo real despliega hoy sus plumas,
es arrebol en el tiempo de la bruma,
y coronado en el amor vuelve a su nido,
no sin antes dejarme su latido.
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Es genial, siempre genial, Caroamiga.

"un momento sin ti me sofocaba" esa me la guardo pa mi.

lomafresquita · 11 de Enero de 2025

Carolina Varela Lopez dijo: ↑

“El frío se entrelazó con mis suspiros
Y tu espalda fue la calidez que me volvió la vida
Ese latir tan fuerte entre mis manos
Ese estar así tranquilizados
Es un rompecabezas de delirios tenues
Abrazarte y pensar que solo tú y yo
existimos en el universo intenso de tus ojos.”
J. Fausto González Martínez

Pegado a mí, habiéndome de ti llenado
de tus delirios premeditados,
tomabas brasas en tus manos
para limpiarme del tiempo huraño.
Llegado por mi espalda como una manta
me refugiaba en la esperanza,
en el eco de tus risas
como el infantil coro que acaricia.
Recogías el universo, lo extendías,
me plegabas en tu cuerpo, me entendías;
fuimos aspas en el viento
sin rompernos, viviendo en tu aliento.
Fuiste vida, como aves en huida,
fuiste el silencio en mi algarabía;
fui la columna de tu techo;
la oruga que pintabas en el lecho.
Y quedó el olor intacto en tu camisa,
el almizcle que subió a mi cornisa;
el humo que ascendió en la chimenea,
las huellas de carbón de nuestra hoguera.
Me recosté a la sombra de tu higuera;
desesperaba cual Jonás bajo la calabacera
porque un momento sin ti me sofocaba,
me era asfixia no encontrarte en la mirada.
El pavo real despliega hoy sus plumas,
es arrebol en el tiempo de la bruma,
y coronado en el amor vuelve a su nido,
no sin antes dejarme su latido.
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Bellos tus versos, dulces y enamorados, con imágenes hermosas que se despliegan con arte en tu talentosa pluma mi querida Carolina. Un placer y un honor comentarte tan romántico poema. Besos para ti llenos de admiración, gratitud y cariño. Feliz 2025....muáááckssssss

Carolina Varela Lopez · 11 de Enero de 2025

Queridos amigos, Ramón, Enzo, Lomafresquita, la admiración es recíproca. Les mando un fuerte abrazo, me alegra encontrarlos en mis humildes letras.

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