A lo lejos

Hoy no tengo un bocado en mi mesa,

tampoco invite a Dios para partir el pan;

ni tomar el vino sin fermentar, como de costumbre.

A lo lejos escucho el llamado de mamá,

Diciéndome: Siéntate es la hora de almorzar.

Y ver la algarabía de los chiquillos masticar

el mote, la cancha fresca.

Expiro los últimos fuegos de las velas.

Y Dios vocifera mi puerta.

 

No debemos olvidar a dios
En nuestra mesa, pese a las indiferencias
Habituadas como sueles hacerlo
Con la familia, es tiempo si
De retornar y sentir esa algarabía
Tanto como para ti y así los tuyos
Dios siempre vocifera en cada uno de nosotros
Pero no todos le abrimos la puerta
Placer leerte querido hermano
Muy bellísimo tu escrito
Espero que ese lejos se convierta en cercanía

 

Hola hermano , recuerdo una converzacion con un turista de una ciudad distante en donde me manifestaba. que cuando Dios nos cierra la puerta, siempre nos habre una ventana.Gracias por tus comentarios muy objetivos por ciertos.
ps: Te cuidas mucho.
Dudu.