Abriéndote mi alma para que la leas...

mi señor... has de saber
todo lo que siento -
y gozar de ello adecuadamente...

yo quiero
ser para ti
un paraíso -
y superar tus expectaciones
en cuanto a agradarte...
y quiero darte
la dicha fuera de esta tierra...

mi corazón
besa el suelo que tu pisas
y mis ojos te adoran -

mi alma es tuya
y arde mi pensamiento
estoy hecha ceniza...

en mi amor te elevo
por encima de las nubes
a lo alto del azul
que mis horas viste
mientras te espero...

anticipando una sola
palabra tuya - deseando
estar así...
en tu servicio, en tu cautiverio, en tu poder
me siento feliz -
ansiosa de obedecer cuando mandas
vengo hacia ti corriendo
y nada más me importa...

¡señor...! qué gusto tan enorme
saberte mi dueño -
qué placer sublime
en llamarme tu esclava...
esta mujer
te pertenece, mira que es tu propiedad
única y exclusivamente tuya...
y así será siempre...

tú eres mi destino
mi cárcel eterna -
cual deleite
celestial
de las cadenas...

te amo, mi señor, profundamente -
entregándote mi vida entera
y todas las primaveras
que cantan tu nombre extasiadas...

que sean eternas
las madrugadas
cuando pueda adorarte más directamente -
y así sabrás con certeza
todo lo que mi corazón siente...












[31/03/2014]

 

Hermosura preciosa de versos sublimes.

 

Amor profundo en cada linea de tu bello poema.
Por amor se ofrece el alma y el corazon.
Saludos cordiales.

 

Gracias, saludos.

 

Muy hermoso tu poema Aisha, me parece una expresión de mucha ternura ...

Saludos.


José de Jesus

 

Gracias, saludos.

 

Amor sin condiciones. Hacía tiempo no leía un poema tan entregado y es interesante saber como son algunas damas cuando se enamoran. Aisha, se consigue mucho más siendo así. Las presumidas perdemos siempre. Mucha suerte. Saludos.
​

 

Usted tiene razón, querida amiga. Muchas gracias y saludos cordiales.

 

Gracias, saludos.

 

​Debo poner diez letras, pero la imagen está mejor...

​

 

Hermoso...

 

Bella preciosidad, muy lindo.

 

Siempre regresando a la belleza.

 

Gracias. Saludos.

 

Regresando otra vez a la belleza de tu obra, sobresaliente, magnífica.

 

Le agradezco tanto elogio, Maestro. No lo merezco...

Saludos.