Acaso...

Acaso fue la voz que grita muda

al verbo esperanzar dormido y quieto;

acaso ya no atiende el amuleto

que cura de la muerte y de la duda.


Ni tiene la palabra más sesuda

la fuerza para, al fin, ganar el reto..;

acaso se nos rompe el esqueleto

dejándonos el alma más desnuda.


El aire ya no aviva generoso

y a solas la ventana ya no otea

la calle con su paso bullicioso.


Acaso ha terminado la pelea

y un Tiempo colosal y portentoso

la prende con su abrazo… y la rodea.

 

Que bello soneto, creo que desde la primera vez que lo leí me encantó esa forma única que tiene de escribir, es como si cada poema suyo tuviera su propia alma y que al unirse con las rimas flotara en el aire...me declaro su admiradora por siempre,
gracias por compartir sus obras, saludos!!

 

Muchísimas gracias, Brisa, por comentario tan amable. Un honor. Agradecido... y mucho. Abrazo.
Esteban.

 

Me encanta este poema con aire clásico que bien podría pertenecer al siglo de Oro. Maravilloso.