Alabanza y Oración

Señor de los cielos tan azules
poblados de estrellas por las noches
colgando brillantes como broches
misteriosas como trescientos Estambules,
Señor de nubes cargadas de lluvia
generosas como dos pechos lechosos
alimentando los bosques ambiciosos
y mojando cabelleras negras y rubias...
No te pido me saques del problema
porque he sido principal promotora
y por mis actos me encuentro en el dilema
que no puedo resolver ahora.
Yo te pido, Señor, me des la fuerza
para encontrar la salida necesaria
que la indigencia por salir es tan primaria
que es probable que el camino se retuerza...
Señor que la miseria del mundo sostiene:
dame fuerza para todo lo que viene.



Señor que camina sobre los mares
y que hace cantar a las Sirenas,
que enjugas todas las penas
de nosotros, seres tan miserables.
Tú que mantienes vivos los oleajes
y que haces arder a las arenas.
Señor de poetas y Mecenas,
señor del cantor y del Cantante.
No tengo mucho para darte
ahora que comienzan los abriles
si acaso tengo febriles
noches de insomnio pensante.
Déjame entonces regalarte
junto a mi humildad más sincera
la agonía más verdadera
que he ganado por negarte.
Déjame reencontrarte
dentro de mi corazón
y guardarte como un ladrón
que guarda su botín de arte.
Señor de toda belleza:
déjame ofrecerte esta tristeza.


Por último, más no menos importante,
Señor que alimenta al hambriento
Señor que sacía al sediento
y que derrota al Triunfante,
quiero agradecer tantas cosas
que me has dado hasta el momento
y que sin merecimiento
me has regalado constante.
Por el milagro de la vida
en medio de tantos peligros
porque cuando hay problemas parecen siglos
lo que en realidad son apenas días.
Por la bendición de haber llorado
tanto de dicha como quebranto,
y por enseñarme a amar tanto
que he sentido que me moría.
Por haberme hecho florecer
como ciruelo en primavera
y después ponerme la collera
y de nuevo hacerme padecer...
Por haberme enseñado a enseñar
y por haber aprendido a aprender...
por darme la oportunidad de amar...
Y por haberme dejado querer...
Señor del trabajo y la vid...
¡Gracias por dejarme vivir!...



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Macarena. V. Quevedo
(Agua)
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