Amaneceres caducos

A veces nos tomábamos de la mano para desconocernos,
para anudar interrogantes que no pudieron ser
más que un gesto de renuncia.
Y caminábamos por railes de tranvías extinguidos
que llevaban a los crematorios.
Siempre te ha gustado pegarte a los muros anestesiados
por el calor de los incinerados, sin la extensión valiente de alguna ventana,
simplemente muros o ladrillos que esculpían sus miedos a ser arena.
Al otro lado había hombres como yo, gente que quemaba otra gente.
Volvíamos con un poco de ceniza en los cabellos, con algunas culpas comprendidas,
con zapatos que ya no apresuraban tanto las horas,
como si el retorno hacia la debilidad de los pliegues
fuera un pacto con la lentitud, como si las sombras, nuestras sombras
ardientes de barro, se hubiesen convertido en cántaros llenos del plomo
extraído de aquellos cuerpos sin nombre, llevados por el viento
hacia los acantilados en los amaneceres caducos.

 

muy bueno como siempre


un abrazo fuerte

 

El pasado todo lo cubre de frío hielo, aunque dentro quede encerrada la vida a expensas de una cálida mirada que de nuevo la libere.
Siempre tan grato leerte. La profundidad de tus letras enmudecen los abismos del pensar...
Te dejo estrellas y mi tiempo libre.
Vidal

 

Grandioso poema, una inspiración que deja una sentida tristeza pero a la vez una belleza inmensa a través de las imágenes que me cautivan, siempre es el recorrido de una exquisita lectura, te dejo mi abrazo grande amigo.

 

Leerte es recrear la mente con buena Poesía en tu estilo. El contenido es lo que interesa y este da para mucho, no sé el acertado por la profundidad que tiene es pero revolverse en tu Verbo y hay un tiempo más, ganado. Muchas gracias, Marius. Saludos, amigo.
​

 

Que maravillosa sensación la lectura de un poema, cuando rebosa ingenio y calidad. Qué placer, mi amigo arribar tu magnífica poesía.
Un abrazo, Marius.

 

Esperanzas que se desvanecen, sueños convertidos en cenizas o caminos que se bifurcan.. Versos invadidos por la melancolía. Genial, como siempre, querido Marius. Mis estrellas y un gran abrazo para ti.

 

Prisionero amigo, debería haber un foro para poemas buenos de verdad, para degustar
y lo tendrías copado amigo.
Cada vez que pones un poema en realistas es mejor que el anterior
lleno de imágenes, de metáforas originales, pura magra!

Pero es precisamente eso lo que hace que no pueda dejarlo aquí.
El neorrealismo se caracteriza por una sobriedad extrema en el lenguaje y tú eres pura imaginiería,
de una delicadeza extraordinaria. Me gusta leerte, más que a Roger a los demás heterónimos de la Corporación.
Roger es la parte realista.
quiero, por favor, que me digas dónde lo paso porque no quiero que entre en el foro general donde todo se pierde.
Voy a pedirle a Julia que me permita un foro gastronómico para poner poemas como el tuyo.

Un abrazo.

 

ufff!!!
no hay manera!

 

Francisco, muchas gracias por detenerte en mi espacio. Mis abrazos.

 

"Volvíamos con un poco de ceniza en los cabellos, con algunas culpas comprendidas,
con zapatos que ya no apresuraban tanto las horas,
como si el retorno hacia la debilidad de los pliegues
fuera un pacto con la lentitud"


Enorme la calidad y la belleza de tus versos, querido amigo. Absolutamente genial, Marius. Un abrazo.

 

la línea de fuego
contra el tiempo
siempre apaga
esos bellos reflejos
abrazos a la distancia
Denn

 

[FONT=&quot]La verdad es que no te cansas de leerlo; y a cada estrofa la mente va creando sus imágenes y sus conclusiones para nada categóricas, llenas de recuerdos, de otros recuerdos.
[FONT=&quot]No señalo ninguna parte porque me gustó todo.
[FONT=&quot]Un abrazo amigo.

 

cuantos de esos amaneces van dejando huella
y cercenando la herida a base de recuerdos,
y la historia se repite una y otra vez, causando nuevas muertes...

bello leerte.

 

Amo tu profundidad en tus versares todo un gusto leerte abrazos

 

Vital, gracias por leer este poema, compañero. Mis abrazos.

 

como si el retorno hacia la debilidad de los pliegues
fuera un pacto con la lentitud, como si las sombras, nuestras sombras
ardientes de barro, se hubiesen convertido en cántaros llenos del plomo
extraído de aquellos cuerpos sin nombre, llevados por el viento
hacia los acantilados en los amaneceres caducos.

Los cuerpos sin nombre, amanecen ciertamente, de igual manera luego la ráfaga, interior la luz agónica, los relieves que pudieron con certezas, la distancia , la lentitud del regreso, ceniza restablecida porque el camino fue rebeldía y clamor constituido, pliegue a lo continuo, así semejado, ladrillo a ladrillo en los amaneceres caducos.

Una obra excepcional. Grande como el autor.

Abrazos hermano.

RJL

 

Siempre te ha gustado pegarte a los muros anestesiados
por el calor de los incinerados, sin la extensión valiente de alguna ventana,
simplemente muros o ladrillos que esculpían sus miedos a ser arena.
Al otro lado había hombres como yo, gente que quemaba otra gente.
Volvíamos con un poco de ceniza en los cabellos, con algunas culpas comprendidas,
con zapatos que ya no apresuraban tanto las horas,
como si el retorno hacia la debilidad de los pliegues
fuera un pacto con la lentitud, como si las sombras, nuestras sombras
ardientes de barro, se hubiesen convertido en cántaros llenos del plomo
extraído de aquellos cuerpos sin nombre, llevados por el viento
hacia los acantilados en los amaneceres caducos.


Vuelvo a esta preciosura de poesía excepcional. Un grande.