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Amor artificial (parte 1) - Cadenas de acero y venganza III

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por Khar Asbeel, 1 de Agosto de 2025 a las 10:02 PM. Respuestas: 0 | Visitas: 14

  1. Khar Asbeel

    Khar Asbeel Poeta fiel al portal

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    Disclaimer: Este un relato fanfic hecho por diversión y sin fines de lucro basado en el universo de la franquicia Terminator creada por James Cameron y Gale Anne Hurd.

    Amor artificial (parte 1) - Cadenas de acero y venganza III

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    Aquella noche, el cielo sobre la base se convirtió en un lienzo de caos y destrucción. Destellos de plasma cruzaban el firmamento como meteoros inversos, y las explosiones sibilantes resonaban en las entrañas de la tierra, sacudiendo la base rebelde como si fuera un castillo de naipes. Las fuerzas de Skynet, implacables y metódicas, habían descubierto la ubicación del refugio gracias a un sistema de rastreo que hasta entonces había permanecido oculto, integrado en la bioandroide capturada. El escondite subterráneo, aunque fortificado, no estaba lo suficientemente profundo para resistir un ataque tan preciso.

    El rastreo no había sido un acto fortuito; era el resultado de una estrategia calculada. Skynet había desplegado un enjambre de drones de nuevo modelo, pequeños y letales como insectos metálicos, diseñados para infiltrarse en las ruinas más inhóspitas. Su tarea era clara: localizar unidades robóticas capturadas y transmitir su posición. Uno de esos diminutos drones, equipado con sensores avanzados y una capacidad de sigilo casi perfecta, había detectado la señal residual emitida por el cuerpo inmovilizado de la T-996. Fue suficiente. En cuestión de minutos, la inteligencia artificial sabía exactamente dónde se encontraba no solo su "hija" artificial, sino también el laboratorio rebelde que la contenía.

    La tormenta de fuego que siguió fue implacable. Los drones marcaban los objetivos para los cañones de plasma montados en los colosos de guerra que rodeaban el área. Los rebeldes, aunque acostumbrados a los enfrentamientos, se encontraron superados. Mientras los disparos iluminaban la oscuridad y los gritos de las órdenes y las explosiones se mezclaban en una cacofonía ensordecedora, una serie de fallos comenzó a propagarse por los sistemas de seguridad interna de la base. Las defensas automatizadas que protegían el laboratorio parpadearon y se apagaron, y con ellas, los campos electromagnéticos que contenían a la T-996.

    En la penumbra del laboratorio, la Exterminadora que había permanecido inmóvil y aparentemente inofensiva durante días, sintió el cambio. Era un instante que cualquier unidad de Skynet reconocía al instante: el retorno de la autonomía. Los campos electromagnéticos que la habían mantenido prisionera zumbaban por última vez antes de apagarse, dejando tras de sí un silencio eléctrico. Con un chasquido mecánico, los grilletes que aprisionaban sus extremidades se abrieron, liberándola.

    Cayó al suelo con un golpe seco, pero se levantó de inmediato, sus movimientos impecablemente fluidos, como si las semanas de inmovilidad no hubieran sido más que un breve descanso. Sus ojos, fríos y brillantes como el acero recién afilado, recorrieron la sala. No había confusión en ellos, solo una determinación inquebrantable, programada en su núcleo. Ella sabía por qué estaban allí sus "hermanos" y "hermanas": para rescatarla y recuperar el control.

    Afuera, el combate alcanzaba su clímax. Las tropas rebeldes, lideradas por Leticia Ortiz, luchaban con todo lo que tenían, pero cada victoria menor se veía empañada por una derrota mayor. Las máquinas avanzaban sin descanso, imparables en su propósito. Los drones que habían revelado la posición del refugio ahora actuaban como observadores tácticos, marcando a los soldados humanos para los disparos certeros de las unidades terrestres. El refugio ya no era un lugar seguro; se había convertido en una trampa mortal.

    Dentro del laboratorio, el aire era denso con el olor metálico de los dispositivos quemados y el zumbido residual de la energía. La T-996 se cubrió con la manta que le proporcionó Ortiz, se calzó sus botas de combate que habían permanecido en una vieja mesa de madera y avanzó hacia la salida, ignorando los restos de las barreras que la habían confinado. Sus sensores captan las señales de las unidades Terminator que se acercaban, y una conexión breve pero directa se estableció entre ellos. No hubo palabras, solo un intercambio de datos: confirmación de su identidad y de su liberación.

    La Exterminadora era libre, pero no había olvidado lo que había sucedido. Los rostros de sus captores estaban registrados en su memoria, junto con sus voces y actos. Aunque estaba programada para cumplir los objetivos de Skynet, un matiz extraño y casi imperceptible apareció en sus procesos. En algún lugar profundo, las interacciones con los humanos, incluso las más abominables, parecían haberse grabado con más detalle del necesario. Sin embargo, por ahora, su prioridad era clara: reunirse con sus aliados mecánicos... y vengarse.
     
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    Última modificación: 1 de Agosto de 2025 a las 10:12 PM

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