Amor pasional en el umbral del olvido

Me sangra el corazón, mas en tus sombras
renace un fuego antiguo que me nombra;
si el mundo se deshace en tu memoria,
yo haré de tu confusión eterna historia.

Del hielo del olvido nace el beso
que busca en ti la luz que fue regreso;
y aunque tu ayer se quiebre en mil pedazos,
mi amor te reconoce en mis abrazos.

Si el tiempo roba el pulso de tus días,
yo incendiaré tus noches todavía,
pues arde en mí la llama que te espera
allí donde tu mente desespera.

No importa si tu voz ya no me alcanza:
tu piel conserva intacta la templanza
del ansia que en mi sangre se desata
cuando tu aliento al mío se entrelaza.

Te amo más en tu pérdida secreta,
pues cada olvido aviva mi cometa;
y aunque tu nombre escape de tu vida,
mi nombre en ti se funde a tu caída.

Olvida el mundo, sí, olvida el cielo;
yo alzaré para ti un nuevo desvelo
donde tu alma, libre de memoria,
renazca en mí, desnuda y transitoria.

Y así, cuando tu mente se disuelva,
mi amor —no tu recuerdo— te resuelva:
pasión que vence el tiempo en su caída,
y te sostiene, amor, más que tu vida.

 

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