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Antes y después: ¡cielo!

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por tronk, 28 de Octubre de 2011. Respuestas: 0 | Visitas: 300

  1. tronk

    tronk Poeta fiel al portal

    Se incorporó:
    22 de Octubre de 2010
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    [video=youtube_share;FDZ1jR5sB6M]http://youtu.be/FDZ1jR5sB6M[/video]



    ¡Bailen nubes con los dioses!
    bailen; mientras las contemplo,
    regocijense mis ojos
    al compás de golondrinas,
    que con su danza exquisita
    son balet cual cruza el cielo.


    Sé de azules reales
    vistiendo tonalidades,
    que ponen enorme esmero.
    Y del celo que abre mares,
    dando color a sus quieros.


    Sé...
    de naranjas, violáceos,
    del ocre y los grisáceos;
    cuales desnudan de vos,
    la oscuridad más ceñida,
    y el negro; cual es negro intenso.


    Sé:
    no existen dos de parejos,
    y si apartara un instante
    mi mirar de vuestro rostro:
    vería que vos cambiastéis
    las formas, que os decorastéis
    ambas mejillas y labios,
    con encarnado lustroso.


    Hueles cielo,
    hueles a:
    madrugada,
    a noche derecha,
    volatil y espesa.
    A día movido
    estando ya erguido,
    a recuerdos y olvidos,
    a verdades y a engaños,
    a cunas mecidas;
    y a la desnudez que,
    siendo calidez
    me regala el pelo de abrigo.


    Oléis odios y amores (cubrís a todos los dioses)
    a hombres descalzos
    a yunque y martillo
    a hoz afilada
    y a espiga de trigo.


    Oléis...
    desquicio y talante,
    la risa y el llanto,
    y el tiento del niño
    -cual entre guturales sollozos-
    gime, reclama, pide...
    con diminutos vocablos,
    minúsculos brotes.
    Pues él es dardo;
    y su cielo,
    se abre acertado
    al ser dicha en cuerpo,
    que su nacer le ha donado.


    También oléis...
    al niño encorvado,
    que con sabiduría de anciano
    aguarda el dictado
    de la vida dúctil,
    esplícita y eterna.
    A la sombra precisa,
    a la guadaña pulida,
    que paciente aguarda,
    y arrimada al árbol del tiempo...
    espera en la espera.



    Y esta niñez cansada:
    -celestial por ser parte del celeste-
    reposa, descansa,
    en un banco cualquiera.
    De la loma empinada,
    cercana del río,
    careciendo de fuerzas;
    y falto de estribos,
    no puede ya auparse
    sobre la sed de afluentes
    ni subir hasta la cima
    por sinuosos senderos
    que asoman complacientes
    en toda ladera.
    Espera...
    con ojos bañados;
    de recuerdos gastados
    mientras las aguas recorren,
    salpican mojando
    una y otra...
    sendas riberas.
    La vida y la muerte.
    El cielo y la tierra.


    318-omu G.S (BCN-2011)








     
    #1
    Última modificación: 29 de Octubre de 2011

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