Aquella boda con mi querida

Carcomido, entre altar e invitados
por tu llegada, mudo, impaciente.
Por la mano alocada, inconsciente,
quemando el ramo floral ya lanzado.


Presentaste sin rostro ilustrado.
A paso por lona, muy lentamente.
Asiendo flores de un crujir deficiente.
Llegando a mi piso de rojo tapado.


‘’Pues cásate conmigo, amor mío.
Descorazóname, sin nervio, sin piel.
Desvístete, desenfunda el cuchillo.


Llévame contigo a tu oscuro vergel.
Descuaja mi mal cuerpo del vacío.
Mátame, muerte. Yo a ti te seré fiel’’​