Atrás quedó el dolor difunto y yerto. Soneto.

Atrás quedó el dolor difunto y yerto
oculto a esta mañana que prospera;
atrás quedó la lluvia lastimera,
la nube oscuridad y el beso muerto.

Atrás quedó atrapado el desacierto
asido a la ventisca plañidera;
atrás quedó el final de tal manera
que hoy vivo con el alma al descubierto.

Por fin no habito donde el cementerio
ni temo que el reloj gaste su cuerda
ni cuerdo me abandono a tal misterio...

Atrás quedó la sed que me recuerda
que tengo que beber su magisterio
tratando que el presente no me muerda.

 

El soneto te quedó fenomenal.

y me alegro mucho que los días grises hayan pasado al fin, nada permanece para siempre inmóvil y las nubes negras no iban a ser la excepcion.

Saludos, Vic

 

Muchas gracias, Vic. Hay un dicho indio que afirma que sólo las piedras viven para siempre. Todo es transitorio, lo bueno que nos alienta y lo malo que pretende envenenarnos. Ay, las nubes negras!! Vino el Sol y las deshizo. Agradecido, amiga. Se feliz sin modestia.