Caer de la noche

Muere el sol
en su propia sangre,
un dejo de ausencia,
crin que adivina el sendero:

Y en la costra
del viento, un tiempo se abre:
frescor de las horas del ayer,
cansino de dudas
pasa el cosmos
como por dentro
mío.

(En la vereda
un tropiezo, una sombra,
el giro oscuro de los domingos,
la misa pasmosa de una plaza
imaginaria)

Adiós.

 

Amé tu poema, lo he releído, la sensación de inmensidad y de vacío, la belleza en los restos que nos quedan en el aire que va tejiendo la noche, los rastros en los recuerdos, el tiempo detenido como un letargo o un desasosiego, me hace pensar varias cosas tu texto. Saludos.

 

Efectivamente, así es: Quizás lo más difícil de asimilar, es que en el levantarse también hay una especie de placer. Gracias.

 

Gracias Carolina. Tengo un poco ese estilo de perdigones, como que puede salir para cualquier parte. Puede que en la línea troncal del poema el abismo sea uno solo.

 

Es lo que tienen las nochecitas de domingo: un montón de melancolía y algún poema que nace y se deja leer.

¡Buen poema, Enzo!

Abrazo re.

 

Muy bien, carnalito Enzo. Me late tu estilo lacónico y certero; me da la impresión de espontaneidad.
Eso sí, que en tu avatar ahora seas un "osito cariñosito" da cringe, ja, ja; no manches, gaucho.
Dale, gallo. Gracias por compartir.

 

Gracias por tu comentario, Romi.

 

Hola, Pedro. Verdad, me da fiaca cambiar el Avatar.

 

Me queda la sensación, que estás esperando algo que no llega, por que observas paso a paso de la muerte del sol
despues aprarece el frío como la desesperanza, gente que pasa ante ti, solo sonbras. me ha gustado leerte. mis saluditos Patagónicos, Ecos