Carta onírica a la vida

Me senté otra vez en la orilla del rio,
con las manos entre las piernas suplicando al cielo,
me quede tan quieta y llena de frio,
que apareció la muerte en un destello,
me miro fijamente con asco y me dijo:
"La historia sigue y tú no eres de ellos",
No, no soy de ellos, pero mi historia quiero que pare,
que pare o me siga, pero que no se quede como las piedras del rio,
estáticas en la corriente, llenas de musgo y oscuridad.
¿Soy la piedra del rio o el pez que va al mar?,
la respuesta surgió como un rayo frente a mí,
mi respuesta es mi realidad...la respuesta es la piedra.
La sonrisa del diablo era más grande que la noche,
que el lago y los espejos bajo la luna,
me tomo de la cintura y me deseo con furia de infierno,
pero no tomo ningún pelo, ningún espacio de mi piel,
me guardo despacio y me dejo en la corriente,
deseosa...caliente.
En mi lugar tan cómodo, como el asiento de un cine,
me quede contenta un rato, aferrada a mi sexo seguí soñando,
luego el viaje onírico despertó mi angustia,
mi Hotel California seguía conmigo, como la cruz, como el yugo en mi
cuello.
Pasaron 300 noches, de vinos, manjares del ocio,
me hice amiga de los estanques, las ranas, los animales del olvido,
hice fiestas de cumpleaños y me entregue a las luces lejanas de la
libertad.
Pasaron 300 Días y mi corazón pendía de una decisión,
deje mi manta de melancolía absurda y mi blues sin ritmo ni rimas,
y me enamore de la superficie del rio, de la corriente incierta,
de la vida tan bella y de los colores del océano de la muerte;
me encontré otra vez con el diablo en el camino,
me dijo con su sonrisa tan bella..."nos vemos en la meta";
le pregunte ilusa porque quemarme en perdición,
me respondió tan tranquilo, "El desierto de la humanidad se
encarga de nombrar y renombrar, yo soy parte de cada uno
y no tengo un nombre, sólo soy humanidad, soy dios y la muerte,
la vida y las flores, el sexo y la guerra, la música y el cielo"
...me quede tranquila, al final no importa lo que diga,
en la meta veré sus cartas.