Cenizas en la Cama

Aún te amo
para qué negar la verdad
siento en el dolor de tu ausencia algo de alegría
un dolor que aumenta con el paso de los días
como una serpiente que muda la piel
y aún así sigo siendo el mismo.

Ya pasó mi tiempo de pedirte una respuesta
y he entendido que el amor es algo para vivir después
esperanzas paganas
realidades morbosas
madres estériles
padres mártires
hijos huérfanos
Dioses atrapados en capullos
todos intentando vivir vidas
bajo reglas impuestas.

No puedo dejar de pensar en la muerte
me intriga saber de su misión
por qué me sigue eludiendo
por qué eligió entre todos mi absolución,
habían muchos como yo en ese lugar
los escuchaba pero no entendí lo que decían
susurraban mientras me veían con envidia
para luego desaparecer en el portal
uno a uno los venían a buscar
los vi partir, pero nunca regresar
y en mi mente se fueron desvaneciendo
sus nombres,
sus rostros.

La muerte es un destino mejor que la vida
nos reúne con aquellos que amamos alguna vez
nos lleva por caminos nunca antes recorridos
esparciendo las cenizas en el aire,
dejando atrás el peso del dolor;
tus pasos hacen eco en mi memoria
caminando hacia la puerta que no abrimos
un largo pasillo hacia la cama gris
donde durmió mi amante hasta dejar de respirar
cansada de esperarme
cansada de mirarme
en las miradas fugaces que no fueron respondidas
en los encuentros furtivos que sólo fueron pensamientos
en las fronteras que separan los dos reinos
el cielo y el infierno
el tuyo y el mío.

No sé su estaremos juntos otra vez
en esta o en la otra vida
a veces siento que sigo siendo un hombre
pero casi siempre se lo que realmente soy;
presencié cuando mi hogar fue devorado por las llamas
como te consumías debajo de las sábanas
no te pude ayudar, aunque lo quise,
y me odio por actuar de acuerdo a mis instintos,
las voces me gritaban “corre a salvarla”
y yo corrí, pero en la otra dirección.

Soy tan gris y tan vacío
apariencias que nunca cambian
he enfrentado a un mundo para el que no fui instruido
observando más allá de las sombras de fuego
que inundan este valle con los gritos inocentes
que el paso del tiempo transforma en sinfonía
y me dan una pizca de consuelo
saber que otros sufren tanto como yo
la agonía de perder a un ser querido.