Cenotafio

Me dices que estoy triste y blanca
que estoy arrugada
y que en el parque
me confunden con un pedrusco
sin sentido, posadero de pájaros negros,
sé que a veces no puedo hacer nada;
divagar en un mundo ridículo
donde la gente se muere de hambre
comiendo arena y viento,
quizás la memoria no sirva para nada
puesto que hoy es el futuro,
¿de qué tengo que preocuparme?
Los barrenderos hacen bien su trabajo
los jardineros hacen bien su trabajo,
los adolescentes pasean sus pitbulls
y ríen y fuman canutos,
la policía pasa de lejos,
los pinos más estáticos que mis huesos
y hay una invasión de ardillas rojas.
Dice el concejal que lo arreglará todo,
que ya no lloverá meteoritos
ni ranas
ni polvo subsahariano,
que los viejitos no se matarán
tropezando en las grietas del adoquinado
porque el terreno se mueve,
¿a qué o quién está dedicado este cenotafio?

 

No especularé sobre tu pregunta final. No obstante, podría enviarte para los resguardes en esa caja mortuoria con tan elegante nombre, los poemas que de joven dejé sobre los bancos de las plazas pisados con alguna piedra tomada del suelo... a ver si alguien los leía. O al menos leían la piedra.

Por cierto, triste y blanca... no es como luces en tus poemas.

 

Eso de dejar poemas en los bancos es muy original, aunque la gente ya no está para poetizar con tantos juguetes mediáticos.

Kisssssss