Cielo, sangre negra

Negligencias espectrales,

crisálidas, cada tumba decorada,
en las antípodas de toda pesadilla,

pareciera que los sueños, alejados,
nutren cada cielo contemplado,

pero son raíces con veneno,

astrales almas en pena,
que observan toda degradación material,

abandonados a nuestra suerte,
caminamos con grilletes en nuestra mente,

ignorando todo horizonte,

contemplamos con mas horror,
como cada atardecer
se vuelve cruenta negritud,

y aceptamos,
que nuestro cielo,
también ha de morir
en su irreparable condena.

 

El poema dibuja un horizonte sombrío donde la fragilidad humana se enfrenta a la condena inevitable del tiempo. Entre tumbas que se vuelven crisálidas y almas que vagan sin descanso, la existencia aparece como una marcha encadenada, marcada por la ceguera y la resignación. La esperanza de los sueños se revela envenenada, y el cielo, que alguna vez fue refugio, se convierte en víctima del mismo destino que arrastra a los hombres. La obra concluye mostrando que no solo la materia, sino también lo trascendente, se degrada: un crepúsculo perpetuo donde el dolor se vuelve certeza y la condena final, un cielo que muere con nosotros.

Saludos Cordiales