Como un ave fenix

Guerrero de letras que envainaste tu espada,

Centurias pasaron desde tu última victoria,

Hoy recuerdas con añoranza tu vida pasada

Y lloras por no tener esos momentos de gloria.


Ahora conseguiste vestir de bella inspiración,

Con botas negras de desesperante sutileza,

Desempolvaste tu espada con precipitación

Y en tu casco la gran insignia de tu realeza.


De emociones son tus gruesos collares,

Con sentimientos fue formado tu corazón,

Con mirada fija en un futuro a millares

De años luz para lograr vivir con razón.


Regresaste de un profundo y largo sueño

Tu grito al cielo azul fue como un rugido

De tus cenizas resurgió el gran dueño

Del castillo que el tiempo casi a destruido.


Antes de partir como ayer sobre la mesa

Esta tu pluma y tintero entre cosas revuelto,

Marcado sobre un pergamino con firmeza

Tus palabras manuscritas diciendo. He vuelto.

 

El empleo acertado del simil, la metáfora y la personificación hacen que tu poema cobre una fuerza especial, la energía del regreso sabiendo cómo fueron, cómo son y, quizás, abierto a la esperanza, cómo serán tus nuevas letras. Brindo por el reencuentro.