Conocer

Conocer

No me engaña el tiempo
ni me engañan mis penas
ni me engañan tus ojos.

Tus ojos cálidos y marrones,
que mienten y lastiman,
lo que rodea sus pestañas.

No confío en el silencio,
ni confío en las palabras
ni confío en tu boca.

Esa boca de inocencia,
triste y sonriente,
esclava del agua y del placer.

Que habla siempre en el verso
de la mentira y la sencillez
de mil palabras entre dientes.

Nunca miro una rosa
pétalo por pétalo,
no me atrevo a reír.

No conozco tal hazaña,
ni conozco los verbos,
ni conozco tus ojos
ni tu boca de placeres.

-Gabriel Roa.


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Hermoso, conmovedor, estupendo, muy bonito.