Cuando jugaba a las muñecas.

Cuando jugaba a las muñecas,
las miraba a la cara y las saludaba,
con mi manito gordita de juventud,
yo jugaba con mis muñecas,
en completa plenitud,
nada me faltaba,
porque yo en mi juventud,
mi incompleto crecimiento,
me sentía en un cielo,
bajo un techo inmenso,
en un mundo de grandes.
Con mis muñecas yo era amiga,
madre y compañera,
las paseaba de la mano por las plazas y las calles,
en el verano las peinaba con cintas de colores,
las cuidaba y acunaba en invierno.
Con mis muñecas de ojos dulces,
yo jugaba en el patio de mi casa,
les hablaba de la escuela,
de mi mamá con delantal,
que llegada las 7 de la tarde,
me llamaba desde lejos.
Yo compartía sueños con mis amigas de tela,
soñábamos que algún día yo sería grande,
y con mis monedas de oro,
compraría muchos dulces.

 

Stegoica: nada en tí ha cambiado más que la mayor experiencia que vas re-
cogiendo en este tiempo que de todos modos aumenta tu experiencia pasada
en otras vidas ocurridas en la India, Transilvania y en la ciudad luz.

Tus muñecas siguen en tu Nous y en tu corazón y te siguien amando y son-
riendo como todas las noches aparece tu inspiradora luna y tu macho sol.

Jorge V. Duizeide Braña

Buenos Aires, 20 de octubre de 2008