Cuando yo te amaba

Cuando yo te amaba mis zapatos eran limpios y nuevos.
Me sentaba en esta banca, de roble; de roble nuevo.
Cuando te buscaba me alumbraba con hogueras hechas de estrellas.
Y te bañaba con lluvias hechas con deseos, de enero y febrero,
hasta diciembre y enero.
Yo te llamaba; con bocas nuevas de otras bocas hechas,
con lenguas ajenas, forasteras y buenas.
Pero era oscuro yo, para ti; que fuiste nube,
larga y blanca y nueva también.
Así eras.
Yo, el vacío.
Confundido en el vacío me quedaba, solo y fuerte el viento,
que sentía en esta acera; te esperaba.
Y te esperaba, yo; que soñaba con una luna nueva y tuya
y mía y nueva como la luna llena.
Y las luciérnagas azules y verdes,
esmeraldas del oriente del espacio que venían a buscarte,
y no venías; no volvían.
Te me quedabas a la orilla siempre,
en esa orilla del domingo de aguacero eterno y bello,
domingo entero de ensueños nuevos; con mares de risas tuyas y de ellos,
los que se fueron: esos días.
Nosotros nos quedamos, mi amor y yo.
Sin ti quedamos nuevamente; en este abismo profundo y nuestro,
que conocemos.
Es frío y ancho, como la distancia del muelle hasta tu orilla.
Yo lo recuerdo hoy, en esta tarde perfecta y vacía.
Tarde de crepúsculos y mayo para los frutos nuevos,
para los que se sientan y esperan, como yo.
Para los que se quedan. ¿Quienes? -mis recuerdos-, los tuyos.
¿Sabes?, Ya no se encuentran luciérnagas;
y en el barro y en la hierba crecen y crecen, pero se mueren.
Yo me quedo aquí, silente entonces;
en este oscuro lugar donde vivo y resido; en este humilde mar de eternos sueños.
Y tú, que no conoces mis mareas,
te encuentras en lugares que no conozco ni recuerdo,
porque no nací para ellos,
tus sueños; tus pies en mis playas no caminan, ni te sientas en mis piedras,
ni te bañan ya mis aguaceros de nube y de agua.
Con mi luz y mis mares se encuentran mis pies,
de caminar en la orilla de mi océano escarlata y de miedo; cansado.
Miedo de ti y de tu ausencia de enero y año nuevo.
Así vivo yo aquí, en este cielo.
En este cielo que no escampa de aguaceros,
de nubes negras y calientes que me queman.
......
Al fin, mírame ahora: mis zapatos están sucios y viejos;
y me siento aún en esta banca de roble, de roble oscuro ya,
al final de los tiempos, de tus tiempos y los míos.
Ya no te espero, lo sabes;
ya no te espero en este mayo frecuente de silencios.
Y son viejos ya tus recuerdos también y las hogueras;
me esconden aquí mis deseos de octubre hasta febrero.
Y tu no llegas, ya no navegas en mí; ya no te espero,
estoy así, yo: el que siempre soñaba las cosas imposibles.
El mar, me hundo en éste mar...


......
.....
....
...
..
.
​

 

Tiemblo todavía,
es tan tiernamente triste,
tan dulcemente triste,
que me dejó la piel de gallina.

Nada más puedo añadir,
sólo que es una obra de arte.
¡Cómo estoy disfrutando
de andar tu camino de palabras!
Es un reguero de aciertos.

 

Querido Amigo Azul, quiero agradecerte por haber rescatado este escrito en especial. Andaba perdido por allí, entre todo este océano maravilloso que es Mundo Poesía. Te digo que, no recordaba haberlo publicado. Entre tantas cosas que tengo por allí escritas, elijo algunas que me gusta compartir con los enamorados, con los tristes; de los que yo sé se nutre este bello foro. Este escrito es, no sé; a veces creo que algo o alguien se apodera de nuestras mentes para llevar nuestra mano tratando de manifestar algo. Comprendo lo que se siente, esa "piel de gallina"; a veces, detrás de mi máscara, al leerlo siento como se humedecen mis ojos...

 

Confieso que esto lo leí el día que lo colgaste. Pero fuí incapás de comentar, porque me pasa contigo como con Luis de Pablos. Cuando los leo, me embarga una emoción que no sé ni como explicar. Si tuviera que buscar la frase, te diría: "me sumergo en tu mar de sueños y de recuerdos" y te haces mi voz, mi pensamiento y me duelo. Empatía tal vez sería lo más cercano que siento, pero no la empatía común y corriente, sino aquella en donde de verdad se pone uno no sólo los zapatos ajenos, sino el corazón entero. Y me duelo nuevamente y me duelo.
Ya me voy a buscara otros zapatos.:::hug:::

 

Duele es cierto, a veces demasiado...

 

wooooooooooooo..
este poema si que me a dejado como la miel.. hay dulces melodias como tambien tristes... fue un gusto leer este bello poema

 

Datiana, bella y dulce; gracias querida...