Cuenta retrospectiva.

Vivir y morir es algo que se comparte,
porque son dos procesos inseparables,
es algo que ocurre en cada instante de tiempo,
de noche y de día.


Día tras día vivimos la vida.
Día tras día morimos la muerte.
Tener conciencia plena de ese hecho,
no mejora la agonía.

Simplemente es una realidad ineludible,
que nos golpea el alma, minuto a minuto:
Cada día más en la cuenta de los años,
es un día menos en la cuenta de la vida.

Frank Calle (6/junio/2019)

 

Se ve a la legua que aventajas en talento, al mismísimo Guniforte Cebollada, que era judío berrendo en godo, según nos cuenta don Camilo José Cela, en el prólogo al diccionario de José-Luis Coll. Es por ello que me congratulo al felicitarte, que no fagocitarte, pues ni soy gendarme ni carabinieri, ni agente federal, ni tampoco leucocito o glóbulo blanco, en el torrente sanguíneo del subconsciente colectivo humano. Tan sólo soy un humilde admirador, que incansable, aprende y vuelve a aprender, en esta escuela que denominamos " Cosmos ".





Es el Cosmos, tan bonito y reluciente, como una galaxia espiralada, multiplicada por millones de millones. Pero ¿ Cómo ignorar el hecho de que Frank Calle, haya escrito un poema ? Es una noticia que ha de llegar a los Arcturianos, y también a la raza Ha del planeta Vega V. Tanto como a los Anunnaki, que son reptilianos, y los pobres necesitan lecciones de alta inteligencia. Por suerte, Frank Calle, estás aquí, para consolar a los ignorantes de cada mundo habitado, que son legión, te lo puedo asegurar. Son innumerables, los imbéciles y retrasados mentales, antipáticos, soeces, vulgares y procrastinadores. Sin embargo, tú no dejas para mañana, lo que puedes hacer hoy. Y te preguntarás:


¿ Qué puedo hacer hoy ?





Por ejemplo, merendar.
Yo ya he merendado, y he cumplido con mi deber.

 

Realmente no tengo criterio sobre lo que dices, y si así fuese, no sería delito siempre que se juegue limpiamente. Por otra parte, tampoco me creo ser un talento, más bien antes pensaba lo contrario, hasta que el tiempo me ha demostrado que no me sobra taleto, pero tampoco me falta. Cuando fui por primera vez a la escuela, de manera regular, tenía 7 años y me pusieron en el aula de 4º grado, aunque después me viraron para 3º porque el delegado de educación dijo que eso no era posible porque era aún muy pequeño. Aún así, perdiendo un año, siempre fui el más pequeño de la clase,y me tuve que acostumbrar a vivir con esa desventaja.

En fin, como ajedrecista que además soy, si me preguntaran qué quiero ser en la vida, diría sin pensarlo dos veces, que mi mayor deseo no es ser ni el rey, ni la dama, la pieza más poderosa. Simplemente lucharía por llegar a ser un peón en 7ma; toda una partida, toda una vida de lucha, para llegar a ser el peón más poderoso, capaz de transformarse en cualquier pieza, con tal de dar mate en la próxima jugada.

Un abrazo,

Frank
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