Daniel

A veces me cuesta trabajo caer en cuenta de que encontré al amor de mi vida,
lo soñaba tan perfecto, pero tan distante, imposible.

Cuando lo conocí era como cualquier persona, simpático, cualquier persona con quien compartí el saludo.

Pasaba el tiempo y por alguna razón nos encontramos ya en el mismo lugar, sin pensar en mas, sin pensar en nada. No me despertaba pensando en el, no pasaba las noches soñandolo.

Y un dia recorde su rostro entre la multitud, de esos rostros que no olvidas, esas almas que no se pueden escapar, desapercibido, dejando una huella día tras día, se convirtió en un buen compañero.

Pasaba el tiempo, y yo visualizaba a alguien con todas sus cualidades para acompañarme, no sabia que era el, remarco que aun no caigo en cuenta.

Los conocidos se volvieron buenos amigos, y henos ahí un día sin nada de especial, compartiendo risas, compartiendo pensamientos, compartiendo frecuencias, sonrisas, miradas, de esas que solo se dan con el alma. Lo amo tanto..

Los buenos amigos se convirtieron en confidentes, se convirtieron en cómplices, y sin pensar nunca que estaríamos viendonos con los ojos con los que nos vemos.

El me contaba de amores, de aventuras, a veces de alguien en especifico. Y yo.. bueno, yo le contaba de principes, de sueños que inventaba, de fantasías de complementos donde solo mi parte estaba descubierta, dispuesta, viajando... Los dos buscábamos algo, los dos creábamos una realidad muy hermosa. Una realidad que planeábamos con aquella persona que de una forma u otra no se manifestaba, tal vez por que no era así el plan divino.

Los complices se convirtieron en almas sabias que se reconocieron a traves del tiempo, a traves del lodo, a traves de la perfección divina. Dos almas que se amaron y crearon el momento indicado, para volverse a sentir cuando fuera voluntad divina.

Y entre suspiros siempre lo recuerdo, entre sonrisas que son de un gesto en particular que no me salía antes, el me llena de vida, de amor y certeza.

Todo sucedió un viernes, entonces.

Ahi fue cuando todo cambio, cuando al reconocerse con el espíritu, esas almas se dirigieron directamente hacia el amor que había sembrado, inconscientemente. Y todo lo demás fue inevitable.
Recuerdo su cara desconcertada, mis nervios.

De la nada nos vimos envueltos en la gracia divina del fuego sagrado, de ese que une a dos almas por amor. Por vida, a favor de la fluidez espiritual.
Esa complicidad era mas que verdadera a partir de ese momento, donde irradiábamos amor, irradiábamos ternura, verdad, certeza. Aura que sigue circundandonos cada día que pasa, y se va haciendo mas fuerte, mas brillante, mas fluorescente.

La aventura comenzo a partir de ese momento. Lo vi a los ojos y con ganas de entregarme justo ahí, fui prudente y decidí esperar.

Llegaron los intentos de acuerdos, que ninguna parte cumplió, esos acuerdos de mantener distancia, de prudencia, de raciocinio común. Pero ahora vivimos en una paradoja. Y es lo mejor que he vivido hasta ahora.

Lo amo tanto.

Y es mi ejemplo a seguir en muchas cosas, lo admiro de una forma incontenible. Me ha enseñado tantas cosas, me ha mostrado otras muchas. Pero lo mas importante, me ha recordado muchas muchas cosas mas.

Se que es el amor de mi vida, lo había soñado, lo había visualizado, lo había estado esperando para manifestarse tangiblemente. Y siempre ha estado tan cerca. Ahora me siento complementada, protegida, cuidada, amada, sensibilizada, deseada, con un amor incontenible a el y a todo lo que representa.