Dejar de soñarle

Sentir la ausencia,

percibir su presencia.



La inmaterialidad

pesa en esas madrugadas

donde la soledad me cuenta historias.



Los versos dotan de cuerpo a lo etéreo,

frágiles y translucidos fantasmas

de una epidermis que se torna aire

entre mis dedos.



¿Un orgasmo soñado se equipara con uno vivido?



¿Cómo le hago para soñarte envuelta en mi?



Ser ceniza,

fuego que ardió,

apocalipsis sensorial

que no termina por terminar.



Es un soñar mis fracasos cada noche,

herida que no cierra,

se palpa la nostalgia en las letras

de las cartas nunca enviadas,

que se amontonan en la mesa.



Se respira tristeza en el aire de mis madrugadas,

me reconozco derrotado,

puesto que desconozco cómo cesar de soñarle

envuelta en otros brazos...

 

hay heridas que no sabemos como cicatrizar...