Desde las cordilleras

Desde las cordilleras

Llegaste desde las cordilleras, en un declive
Terroso a besar de mis manos.
El celeste colosal y la áurea,
Eran espejos resplandecientes de tu belleza.

Yo era el río muerto entre las piedras,
Una alfombra de hielo tendido,
Sobre el manto crepuscular del invierno,
Que la luna de nieve, pálida, tornase.
Para mirarse quieta tras las aguas
Congeladas de mí mirar.

Asi vi pasar los días febriles,
Las noches, azul, de estrellas;
Que bordeaban mis mejillas
De frío y tristezas constelares.

Llegaste, una tarde tras el aire tibio,
Bajando por los lirios que nacían de la cordillera.
Eran suaves pisadas de pies desnudos sobre
La tierra mustia que habría camino,
Descendente hacia mi estancia.

Donde vi. Levantarse la edificación más perfecta
Al límite de mi piel;
Que daba al reflejarse y al dibujarse
En el celeste fondo, donde descansaba mi alma.

Cayeron como el sol, en su más alto resplandecer
Tus dos grandes ojos;
Que bordeaban mis mejillas
De calor y alegrías primaverales.

Que fueron tus manos las caricias en un vaivén
Sobre mis aguas, las que introducieron la calma.
Que tomando de mis manos en una oleada
La llevaron a conocer los bordes de tu rostro,
Que resbalaban en el declive de tu mirada
Hacia el rose perpetuo de tus labios,
Y al desquebrajar de tu piel.

 

romanticamente hermoso,te aconsejo no abuses de las mayusculas un besito desde mi infierno