Desde mi soledad

No es sólo que parece.
Lo es.
Sólo escribo
desde mi soledad.
Quizás la única
que quiso estar conmigo.
Lo demás,
sólo fue una estación.
Yo no bajé del tren,
es cierto,
no debía.
Más si esperé que alguien
se trepara a mi abrazo,
sin bajarse enseguida.
¡Qué tristeza mis manos vacías!
Y antes
¿qué tan llenas estaban?
Si no pude saciarme
de tu voz en mi hombro.
Si todo lo que amo
lo toco y se termina.

 

Tristes letras, pero siguen nuevas estaciones y nuevos trenes por pasar.
Un gusto leerte, abrazos.

 

Hola estimada Medusa.
Sin dudas la soledad es una compañera inseparable.
Solos vinimos y solos nos iremos.
En medio la vida, intentar sobrevivir a la angustia existencial de la finitud, es la tarea, y el amor la única esperanza.
Siempre es un placer encontrarse con su grata presencia recorriendo estos versos.
Muchas gracias compañera.

 

Hola Rosmery.
Es asi
Muchas gracias por la lectura y comentario.

Hola Rosmery.
Es así.
La vida es un devenir constante.
Muchas gracias por la lectura y comentario.
Abrazo grande.

 

Hola Laura.
Agradezco mucho tu paso por estos versos. La verdad que sí.
La tristeza se hace gigante en la soledad.
¡Qué bueno es poder escribir y así aliviar un poco la existencia!
Te mando un gran abrazo.

 

Hola Guadalupe.
Yo creo que desde la soledad surgen los versos más afilados, aunque a veces desgarren.
Te mando un gran abrazo y agradezco mucho tus palabras.