Despunta el alba

fuego abrasador, oscura ensenada,
nocturna senda de abismos, cruces;
reseca vid de afiladas puntas,
hiere la piel de mi andar a tientas
¡qué de luciérnagas embriagadoras,
entre las sombras y pedregales,
terca cañada, angulosa y muerta…!
¡de pronto un rayo entre mi penumbra,
despunta el alba en ramas doradas,
las frondas tiñen los verdes claros
y mis andares patean ritmos
entre equilibrios y desniveles!


se curva el iris de luces y aros
que me deslumbran con sus colores
de puntas romas entre las sombras...
un hada blanca de tibias brumas
hunde sus pies como en dulces uvas;
con hambre el viento se le insinúa,
flor en las sienes de ninfa bella,
largos cabellos, hermosas pieles,
la cubre el humo hasta las rodillas,
la desnudez se le transparenta
al ondularse el vestido en pliegues…:
mi corazón… andanadas ciegas,
lumbre de mi alma, encendidas velas;
¡el hada plácida tararea
vertida el agua sobre las rocas
entre gemidos y gorgoteos!

 

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