Día de sol.

El loto - a su modo- desaparece sin estertores,
en un chisporroteo del lucero instintivo
- ahora y después fuiste concebida en un acto
inocente. Después flota tu sonrisa;
te sitúas indolente, la respingona nariz
con embeleso.
El descanso, la rapsodia imanta el aire,
asoma la gracia de tu cabello...
Galanes encriptados merodean;
la vida parece amenazada,
sutileza de ventisca; de marea imprevisible.
¡ Hay de los besos escrutados en silencio!
Nada de lo que fue nos redime:
_¿ Quieres volver?
Con un gesto balanceas el paisaje
_ En el menú comeré tus besos.
Acaricié tu mejilla con el dorso...
Y respondo al cascabel de la mañana.
¿ Puedo confesarte lo siguiente?
_ Dime...
_ No es mi anhelo estar lejos de tí pues jamás
quisiera viajar lo que me queda como un gorrión
en la lluvia.