¡Diablos, lo que vuela el reloj! Soneto.

Asumo con temor, discretamente,
el verme derrotado ante mi espejo;
asumo que la arruga me haga viejo
y falto de sonrisas, sueñe diente.

Asumo mi temor tranquilamente
y alivio la tensión de mi entrecejo,
pues sé que mis achaques son reflejo
del tiempo que viví, naturalmente.

Me debo a la embestida de la vida
sin reparar en gestos, compañero;
por ello he de entregarme sin medida.

Me agrietan los relojes del sendero
la piel de la manera más suicida,
con tajo mentiroso y verdadero.

 

Y gracias a Dios que llegamos,con más o menos arrugas,con buenas y malas experiencias,con algún que otro achaque...eso es la vida,cada etapa es única y de cada una de elllas debemos extraer lo mejor que nos ofrece.
Ha resultado un grato paseo acercarme a tus letras.
Un saludo.

 

Gracias Marina por tus palabras. Un saludo también para ti.

 

Y no queda otra que aceptar, poeta. No hay forma de modificar lo hecho, solo resta disfrutar de ello a pesar de las arrugas.
Bello soneto.

Saludos.

 

Las arrugas son bellas... ¿no es eso lo que se suele decir?
no está mal llegar a tener arrugas, pues eso significa que ahí estamos.
Amigo eres el Rey del soneto, ¡¡caramba que facilidad!! ¡¡y que bellos!!
Te los estrello, bueno... te dejo estrellas, jeje, besitos también.

 

todoa alguna vez nos vimos derrotados frente al espejo amigo muy buena entrega

 

Por eso siempre hay que vivir intensamente para asumir el paso de los años
y lograr reflejar la situación en un buen logrado soneto.

Un fuerte abrazo, Maktú.

 

Gracias Julio por tu comentario.

 

Gracias Tuti por tus palabras. Un fuerte abrazo también para ti.