El beso

¿Si supieras que tus caricias
me hieren seguirías rozando
mis dedos con el calor de los astros?

¿Si supieras que tu voz se incrusta
en mi pecho y me arrebata suspiros
que se convierten en un profano
requiem, segurías deleitando
mi fugaz existencia?

Desde la torre de nuestra fortaleza
de vínculos ardientes y sonrisas
derramadas, te incito a que continues
clavando tus ojos en mi rostro con las
ansias de un hoguera sedienta.

Temer el deseo es un acto de pureza,
pero yo quiero liberarme de las cadenas
de la rectitud y nobleza.

Vamos a pronunciar la palabra
que nuestros labios llevan reprimiendo
desde que nuestros ancestros se
congregaron ante el templo de Marte.

Un sentido te amo se desliza y es
devorado por nuestras bocas enamoradas,
consumando su unión ante el altar
de los versos arcanos.