El cerebro

Hay un cerebro enterrado en el alquitrán
de las empinadas calles de la mágica montaña.
Late el subsuelo relleno de arterias blandas
y calientes por donde corre un fluido viscoso
que se adhiere a las paredes.
Arriba están los enfermos en un hospital
que aparenta casa de reposo
(qué fatiga da la lentitud de la espuma del mar
estrellándose en la roca de una quimera barata
que enferma de los pulmones por no usarlos).
"Las tierras se abrirán...", predijo el Apocalipsis
una noche de lluvia ácida salpicando los cristales
de los fraudes encallados en pura desidia de hiel.
Y el cerebro sigue esperando el día de la luz
que anuncie el amanecer.

 

Hola Susi...siempre me ha parecido sugerente el parecido de la palabra "cerebro" y "cerbero", hay algo que lo tiene cautivo y es obvio que es el aspecto ordinario de la razón, en el supuesto que la razón es sustancia a sublimar o también decirlo que está capacitada para algo más que escapa a la lógica, tal vez una visión paradolójica sea necesario ejercitar para romper el yugo ilusorio que nos impide ver esa luz ultrafísica que presentimos. Un abrazo y un gusto saludarte y leerte.

 

me ha gustado su poema, saludines

 

Ese día lo tienes más cercano de lo que imaginas, cariño, expléndido poema que nos muestra en espacios el desconsuelo existencial en latitudes metafóricas, te quiero mi amiga, besos con mucho cariño

 

Me gusta la idea de que la razón está capacitada para algo más que escapa a la lógica... eso la integra en el proyecto como una pieza más de ayuda a la trascendencia. Te abrazo, arkhazul.

 

Don Gayo, un honor tenerte por aquí. Besos.

 

Caminante, ojalá sea como dices. Gracias por tu bonito comentario. Te quiero.

 

El rescate es digno de elogio. Un viaje viscoso que impregna cada hueco libre de imaginación. Excelente!!

Saludos,
Palmira