El final de la obra

Caminando por las calles oscuras
angostas y silenciosas
por donde apenas hay luz
donde se cometen crímenes cada día
se entrena al sexo como sustituto del amor
se inyectan dosis de olvido
a los Ángeles Caídos
que apenas recuerdan quienes son;
dejaste atrás mi ego lastimado
para aprender como perdonar
mentiría si te digo que no duele
saber lo que se siente
que te roben el tiempo
que te drenen los sueños
hasta quedarnos sin nada más que los recuerdos,
el anhelo de lo que pudimos ser.

No estoy dispuesto a compartir
ni tu tiempo, ni tus labios,
debería encerrarte en un frasco de cristal
a cada instante estuviste susurrándome
incitándome a través de la ventana
de tu Casa de Muñecas
donde me tenías encerrado
esperando que perdiera la cordura
hasta que finalmente la perdí
como una vez tú también lo hiciste
a la misma hora,
en el mismo lugar;
me siento desvalido
mi mente mutilada mendiga compasión
creyendo que otros valen más que yo
despreciándome a mí mismo,
cuando el miedo se revela
empapa con sudor a nuestras caras
confundidas con las lágrimas
negando lo que mis ojos sintieron
el alma lastimada por los celos
planeando una venganza
que me devuelva el orgullo que pisaste
la felicidad que me arrebataste
haciéndome lo que soy.

Me confieso esclavo de mis penas
adicto a la necrosis de mi piel
la corto una otra vez
dibujando nuevas cicatrices para recordarte,
los cuervos abren sus alas
me observan sobre las ramas
de los árboles consumidos por los siglos
casi marchitos
desnudos por el otoño
indefensos ante el invierno que está por llegar;
escucha sus susurros
siente sus gemidos
construimos jaulas a nuestro alrededor
un lugar hermoso para llorar
y que el dolor no pudiera nuevamente entrar
a lastimarnos,
a derribarnos,
pero es una ilusión
lentamente se va haciendo más pequeña
más fría, más eterna,
nos sentamos en un rincón a esperar
anhelando escapar
recuperar el aire que haz robado
todo lo que me haz quitado
a cambio de una promesa vacía
que espera cautiva su rescate
mirando las agujas del reloj.

No queda nada de nosotros
mi obsesión nunca me ha dejado en paz
buscando algo que no existe
una luna que refleje al sol,
una muerte que refleje vida,
un viaje eterno hacia la redención
una vieja amiga;
los lobos también suelen soñar
correr libres por el bosque
bajo la cómplice mirada de la luna
mientras cae la lluvia
sobre tu pelo negro
sobre tus ojos negros
siempre al acecho
sombras que te persiguen
siempre detrás de ti.

Tus garras rasgan la oscuridad,
tu miedo se aferra a una esperanza
intentando huir de lo inevitable
puedes sentir su aliento acercarse
hasta besarte;
luego se escuchan los aplausos y el público te aclama
caen las flores sobre tu cuerpo adormecido
se desliza una rosa sobre el piso
que sale de tus manos
el cansancio no te deja levantar
el rigor mortis de un alma inerte
que finalmente se va
levanta vuelo para ya no volver…
La vida es un tabú
nos visten con cadenas
hay tantos secretos no revelados
tantos límites que no podemos traspasar
una soga que aprieta el cuello
dejándonos apenas respirar;
finalmente aprendemos
que para tener satisfacción
hay que desgarrar el cuerpo
desangrar el corazón
hasta quedarnos inmunes
hasta solo sentir
lástima hacia el otro
la lástima a nosotros
cada vez que miramos al espejo
cada vez que levantamos la mirada al cielo
buscando una señal.

 

un gusto pasar por sus versos

saludos