El indeciso

“No hay más que un problema filosófico verdaderamente serio: el suicidio”
El mito de Sísifo. Albert Camus.

Un solo por qué o muchos por qué, o ninguno.
Busco la razón donde hallar la respuesta, la lógica
son palabras pero necesito descubrir en mí el agua
que atenúe el dolor o la llama que lo avive;
en la soledad de este cuarto, en el centro
de lo oscuro miro en mi interior y veo relámpagos
ciegos, carne abierta, heridas que sangran todavía
junto a la memoria de los instantes en que la luz
brilló como una estrella que iluminaba el espacio
y el tiempo que habité, proseguir desde el revés
del faro viendo el recorrido que dejaron mis huellas
en la bruma, ya no es el humo una cicatriz en mi vientre,
lejos los ritos de la felicidad, cercano el alud que llegará
desde la savia joven que ha dejado de ser mía; me duele la rosa
negra del tiempo, el cíclico fluir que ha dejado de acompasar
mis latidos. ¿Continúo o ceso?, ¿salto al ver el abismo?,
¿me remanso como un río que atisba el mar tan próximo?,
¿se trata de lucidez o de temor?, ¿qué es lo honesto?, ¿dónde
el sentido que atestigüe la elección correcta? Soy negrura,
silencio, extraños ecos llegan cuando respiro, la noche me ama
pero yo no amo a la noche, es fácil dejarse ir, un segundo
y se cerrará el portal de mis ojos para siempre, y sin embargo
qué belleza hay en el firmamento, luceros que anuncian el alba,
esta luz de luna que atraviesa mi hogar pétreo, cualquier
hombre o mujer, en el momento más inesperado notará
cómo la fiera del absurdo hinca su dentadura en lo hondo
del corazón, entonces verá una balanza ante sí, lo bello
o lo triste, la madurez de lo extraño o la voz del instinto.
¿Quién conoce la verdad?, ¿quién no equivocará su suerte?,
¿qué es lo que pesa más en el alma? Pájaros negros se alejan,
el silencio aquí es de cristal, una vez más no he podido
enfrentarme ni a la luz ni a la sombra. ¿Qué ocurrirá mañana?

 

Hola, Alde. El poema no trata sobre la depresión. Tampoco habla de una situación personal, en este caso la mía. Es simplemente una reflexión que, yo creo que todos, como seres pensantes, nos hacemos en algún momento de nuestras vidas. Razonar sobre si la vida merece la pena vivirse o no. Muchas gracias, una vez más, por dedicar tu tiempo a mis humildes versos y dejar tu comentario. Un abrazo.

 

Válidas preguntas y cuestionamientos. La vida merece vivirse, o morirse, eso arroja luz sobre le pregunta. En cuanto a la incertidumbre y la locura de la vida, la trascendencia y lo perfecto arroja claridad para reconocer lo imperfecto y lo banal. No podemos alcanzar lo perfecto y sufrimos, pero sabemos que si existe lo imperfecto, lo perfecto también existe, lejano claro, pero existe y eso ya es ganancia. Lo perfecto estimado es Dios, como humanos no podemos ser Dios, pero si podemos aspirar a que el nos brinde su amor.

Dios te bendiga.

 

Ha sido interesante leer tu comentario. Gracias por él. Un saludo cordial.

 

No tienes nada de mal lector, amigo Alde. Al contrario eres un lector atento y generoso, noble en sus comentarios. Además, en estos casos es más culpa del autor que no ha sabido transmitir correctamente el mensaje. Gracias y un abrazo.