El maletilla y la luna

EL MALETILLA Y LA LUNA

La Luna va paseando
por la inmensidad del cielo,
seguida por un cortejo
de estrellas y de luceros,
sobre las nubes de nácar,
pasa la Luna corriendo
engalanando su cara
con el vaporoso velo.

Los toros en la dehesa
parecen que están inquietos,
porque han visto a la Luna,
correr por el arroyuelo
y a uno de esos chavales
con ilusión de torero,
que acosan a los érales
[SIZE=3]y también a los utreros.[/SIZE]
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[FONT=Times New Roman][SIZE=3]Garrochistas y gañanes[/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=3]alrededor del bracero,[/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=3]están hablando de toros,[/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=3]de vacas y de becerros,[/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=3]y del torero valiente[/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=3]que mató el ultimo encierro,[/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=3]mientras beben aguardiente[/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=3]de Zalamea y de Hierro.[/SIZE]
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[FONT=Times New Roman][SIZE=3]Están tranquilo los campos,[/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=3]los toros están paciendo[/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=3]y al chaval con su muleta,[/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=3]la sangre le está hirviendo.[/SIZE]
[FONT=Times New Roman][SIZE=3]
Muletilla de franela
bajo la Luna de Enero,
salta el barandal de espuelas
que es frontera de los cuernos,
y decidido camina,
a citar al toro negro
que esta debajo la encina
con los pitones del miedo.

La Luna asombrada mira
desde lo alto del cielo,
y pinta el campo de plata
para no perderse el duelo,
que van a tener un toro
y un aprendiz de torero,
que sueña vestir de oro
por amarillos alberos-

¡Hehe toro! ¡toro hehe!
El toro se arranca fiero,
le adelanta el pie derecho,
y quedándose muy quieto,
lo embarca en su muleta
en derechazos de ensueños,
y sigue con naturales
que liga con el de pecho,
y ni la Luna se cree
lo que ella misma está viendo.

El campo puesto de pié
al chaval está aplaudiendo,
y el toro sigue embrujado
de su muletilla el. vuelo.

Tres sublime molinetes,
dos rodillas en el suelo,
y el toro ya no acomete,
se va por el campo suelto
y el chaval se compromete
con que puede ser torero.

La Luna apagó el blancor
del azogue de su espejo,
para ocultar su emoción
detrás de los pinos viejos.
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[FONT=Times New Roman][SIZE=3]Juan Arias[/SIZE]
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