El poder se ríe de nosotros

El mundo está perdido.
La educación se hunde en repetir lo mismo,
moldeando empleados, no ciudadanos.
Bombas caen según decisiones de otros:
si volamos en pedazos o seguimos respirando.

Es difícil confiar
cuando el poder siempre corrompe,
y la traición viste de traje y promesas.
Todos los partidos son espejos rotos,
el hombre busca siempre su beneficio,
las leyes parecen hechas para los pobres:
robamos un pedazo de pan, cinco años de prisión;
vendemos droga y ayudamos a iglesias y hospitales,
y nadie dice nada.

Somos fichas de ajedrez
en manos de los poderosos,
jugados, movidos, sacrificados.
Y nosotros, distraídos,
miramos televisión, sexo, y todo lo que nos entretiene,
olvidando que el mundo arde mientras dormimos.

Si el pueblo se vuelve culto,
ellos tendrían problemas;
por eso la educación se hunde,
por eso los sueños del pobre escapan
como agua por un colador roto.

Personas sin pan, sin techo, sin esperanza,
mientras toneladas de comida se pudren en silencio.
“Recen a Dios”, nos dicen,
mientras ellos se aprovechan de nosotros.

Pocos trabajos, deudas eternas,
compramos cosas que no necesitamos
gracias a la publicidad que nos encadena.
La droga, el sexo, el odio y la ignorancia dominan el mundo,
mientras seguimos el rebaño, hipnotizados,
olvidando que los sueños se pierden,
olvidando que estamos vivos pero encadenados.

-Dior​

 

Puedes tener todo en este mundo. Pero si no eres capaz de intercambiar con otros, resulta que no tienes nada.

Moderno Robinson Crusoe que es absolutamente libre de no depender de nadie... y de que nadie depende de él... pero cada día la soledad come su cuerpo.

Necesitamos de otros.
Necesitamos convivir.
Entonces debemos creer cualquier fantasía ¿?
Si aprendemos será para ser más valiosos.
Sean artes u oficios, sea obediencia o dirigencia... no somos naúfragos solitarios, y para convivir debemos ser útiles a los demás... debemos vendernos y vendernos bien. Vender nuestro tiempo y sudor, nuestros sentimientos e ideas, incluso hasta nuestro sufrimiento.
Pero no debemos cometer la ingenuidad de subvalorarnos, y peor ceder a la estupidez de endiosar a otros.

Si yo trabajo para alguien, resulta que alguien más trabaja para mí.

Mi ropa no la tejí ni la cosí.
Mi plato de comida no lo fabriqué yo
moldeando y horneando el barro... ni tampoco cultivé ni amasé el trigo que ahora es pan en mi mesa... y hasta la mesa la hizo alguién más en ikea...

Somos una masa humana comunitaria compuesta de millones de voluntades individuales... no soy mejor no peor que nadie excepto en particularidades que solo son válidas cortos instantes.

Si hallo consuelo en dios o en la vecina... no me importa mientras me abrace con ternura.

Cada día trae su afán... y cada dìa aprendo y olvido.
Cada día recibo y entrego.
Cada día siento y medito.
Cada día importa, incluso cuando lo desperdicio...

Entonces... ¿por qué voy a preferir los sueños sobre las realidades?... para aquello están las horas de dormir.

Dios me dió la vida y le agradezco... y del resto... del resto me encargo Yo.