El que escapa de la creación

Lentamente
se me entumece toda razón,
así como mi cuerpo,
así como mi alma,

no encuentro un escape decente,
porque nadie piensa como debe de ser,

nadie observa a la muerte a la cara,
nadie le pregunta por las vidas que se lleva,
todo es un baile ciego,
en un circo de distracciones,

la apatía del viento,
ya es tan recurrente,
que no hay ni un solo instante
que no tenga incertidumbre,

ni para el moribundo la fe es algo,
porque se dejó de aceptar
una ilusión que fue anhelo,
un anhelo que fue querer,
pero nunca se pudo ni se podrá concretar,

el tiempo arremete una vez más,
entre cimientos de umbrales místicos,

las almas aún no sueñan,
porque creen que su existencia es efímera,

preocupados los segundos,
en el transcurso
de una fatídica noche abismal,

parece que las sombras descienden,
desde una inexistencia blanca,
y aún así
las sombras también lo son,

se entrelazan los entendimientos
de conciencias ancestrales,

se busca una oportunidad
para develar aquel misterio tan necesario,

tanto,

que caen aquellos entes,
hacia las costas del olvido,

y nos advierten
que no soportaríamos
tal culpabilidad,

porque
el que escapa de la creación
se vuelve creador.