El salvapiedras

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A veces pesa la luz
entre el armario donde los esqueletos de tu sombra
cuelgan preservados en su mejor estado
por un mecanismo de orquídeas y naftalina
y el Visitante de las vendas
que abre las puertas de un coaguló
con nuevas llaves de sal
importadas de las tráqueas de oscuridad.

a veces pesa la luz tanto que uno se doblega hacia otro
sin nervaduras y con pitbulls en los párpados
para horadar el salvapiedras del arcángel momificado en pólipos de memoria.

Muy lejos un león solitario
caza a la gacela más solitaria de este planeta
y por un rato la tragedia acoge la dimensión del espanto
y es un vórtice que reclama la trompeta de mis arterias
por donde soplan el olvido y la boca del acero.
Y me vuelvo para siempre un crematorio de polillas.


(pitbull: rasa de perro)

 

Grato visitarte y dejarte mis estrellas por tus letras tan bellas.

Saludos,

 

Condensado el momento pétreo como estatua de sal.
Felicidades!

Palmira

 

Tu poesía es para leer y admirar, Marius porque de tan espectacular que es y tan tuya, uno casi no puede o no debe desmenuzarla. Además se hace casi imposible en tu categoría. Yo no puedo decir nada pero al leerte entiendo todo. Srá porque ya la conozco de tiempo. Te reitero mi admiración y dejo un abrazo para ese león solitario. Muchas gracias, amigo.
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