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El señalado

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por Mock'bird, 3 de Noviembre de 2014. Respuestas: 0 | Visitas: 335

  1. Mock'bird

    Mock'bird Poeta recién llegado

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    26 de Octubre de 2014
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    Muchas cosas se fundieron ya con la historia, tantas que nada puede desviar la atención de la única invitada de un banquete adelantado. Invitada, y anfitriona a su vez misma, convidándonos a seguir respirando.
    Vieja amiga que no insiste, que acecha aún desde la paciencia. Ensangrentada espectadora a la espera de que todo ello acabe.

    E irrelevante por el contraste con una hoja en blanco, la doncella que produjo el descuaje del trono que yo heredaba. La que pronuncia sus palabras mediante unos labios castigados por el silencio, más un cortinaje velado a la censura de su rostro, del mismo oscuro que camufla la gran garganta que se abre por detrás del altar. Desventurado sagrario, ya de un pestañeo, desaparece.

    Generosas son por su parte las niñas del marco floral que encuadra este cuento. Gente que ensalza su vista para observar, sin ojos con los que poder expresar su alma, aún su grato aroma invita a que agarren el papel de señuelo durante un momento, durante unos versos, del capítulo final. Una escena con un final, sin un principio del que pudo haber partido. Incitantes por no nacer. Tildadas por un poder al que nombran contagio.

    Ella, la causante, callando hasta al mismo viento, el que seca las manchas de un vestido por el que alguien aún sigue detrás suya.

    Su espalda, frente a lo que la realidad nunca quiso abrir los ojos. Por un instante, recibe el guiño más odiado por los que de ellos quedan solo cenizas. Un parpadeo de vacío, porque tras su pliegue ni el atisbo guarda. Nace entonces una de las que por ellas no darían ni una lágrima. La rosa que sin dar tiempo al prejuicio, no cede. Aún así, agrietada surge. La metáfora de una fisura intranscendente, porque esto ya termina. Desenvolviéndose y mudando su piel, ¡bendita culpa tiene toda esta escarcha a plena luz del alba!. Convertida en la misma desdicha que supone la contraportada de esta fábula. Y se destapa la escena por voluntad del propio candado: Rosales abanicados por un aire estático, casi irrespirable, capaz fuera de provenir del llano escenario de victimas que no pueden pronunciar aunque sean vanas palabras y que sin embargo, si pudieran, las escupirían contra el tercer asiento de la quinta fila, donde ahí sigue.

    La espina de la recién nacida comprimida en un retrato, señalándome, sin darse cuenta se encuentra la personificación del más extraño hechizo lanzado por el santo diablo, a mi costado.

    ‘’Sí, quiero…’’

    El curso que pudo haber originado cualquier catástrofe, accidentada aunque sea, de cualquier parte del mundo desembocó sobre la sangre que fluye aún por mi vestigio. Haciendo hablar a la voz que quiso salir para no volver, mucho antes de originar el evento de una próspera sangría.

    ‘’Yo… también.’’

    Y en escena se mantienen: la invitada de la mano en la espalda, la querida de sonrisa apagada y el señalado por el brazo de una rosa.

    Un cuento que nunca acabó, mas que por fin hace honor a su comienzo.
     
    #1

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