El tiempo se va temprano

El tiempo futura olvidos
hasta volverlos pasado;
el tiempo ultima sagrado
lo que se dio por vencido.
Se delata malherido
con senderos en la frente
dando un toque diferente
al presente trascurrido.

El tiempo avanza constante
por la estación de la vida;
el tiempo es luz presentida
en las manos de un gigante.
Se convierte en detonante
de una bomba relojera
como si el tiempo tuviera
que llevarnos por delante.

El tiempo surge insensato
entre la niebla del tiempo
y por matar a destiempo
es reo de asesinato.
Otras veces de inmediato
te descuadra los esquemas
y en un invierno que quema…
un frío verano ingrato.

El tiempo vuela deprisa
tras la ventura del cielo;
el tiempo da su consuelo
al consuelo de la brisa.
Te dibuja una sonrisa
cuando el tiempo es venidero
y un milagro pasajero
late bajo tu camisa.

El tiempo suspira y canta
al son de viejas canciones;
el tiempo brinda emociones
a la vez que nos espanta.
Te envenena la garganta
con palabras que se fueron
y por más que se perdieron
su recuerdo solivianta.

El tiempo te delimita
con su trazo grueso, grueso;
el tiempo te pudre el seso
cuando más lo necesitas.
Su conjuro en la marmita
te malogra la esperanza,
te envilece la balanza
y su peso te marchita.

El tiempo viene provisto
de un aluvión de verdades,
aluvión de eternidades
que te dejan desprovisto.
Su camino por lo visto
es camino y matadero,
es la muerte, compañero,
o la vida ¡Vive Cristo!

El tiempo roza mi mano
y le pinta sus arrugas;
el tiempo se da a la fuga
o se vuelve cotidiano.
Es el dueño soberano
de un misterio trascendente,
te provoca fieramente:
tiempo humano, tan humano…

El tiempo se va temprano.