El vaso

Tal vez sean las mordeduras de sus gritos,
tal vez sean los tajos de sus ojos…

O quizá, sean los jazmines en su almohada,
los que recuerdan su alivio,
los que la hacen buscar,
entre los poros de su piel...
el silencio.

Beber de su mano,
el licor de la vida,
derramada en su mirada.

No existe abstinencia
para aquel paladar,
que probó la amargura,
y ahora quiere la locura...

El vaso se rompió….

… Y él bebió.

 

Juegan de nuevo los vampiros en las letras de tus escritos. Creo que sería bueno mirar más allá de los colmillos.

Te recomiendo el uso de corrector o de word para rectificar ortografía y puntuación. Inicial mayúscula después de punto únicamente, no al inicio de cada línea. Saludos,

 

.:.Saludos.:.

Supongo que la esencia vampírica es lo que más predomina en este poema. Corto, preciso y precioso así como las bellas imágenes de palidez y sangre cálida que me vienen al releer estos versos del principio:

"Tal vez sean las mordeduras de sus gritos
Tal vez sean los tajos de sus ojos"

Las mordeduras de sus gritos... o el sonido de sus mordiscos.
Un placer leerte,
Luciand.

 

muchas gracias por sus comentarios y la verdad encontre interesante el hecho que tengan vampiros, porke en realidad no le escribi en ese sentido..
si bien es una opcion.. o tengan razon.
no hay necesidad de ser vampiro para provar la sangre.. para sentir su muerte venir y disfrutarla con gran placer
un saludo