Encajada

Supongo que me estoy volviendo loca.
Abrí esa cajita que una mano invisible
dejó a mi lado y ahora:
Bebo y fumo demadiado,
escribo sin acabar en algún lugar
andando sin llegar a ningún puerto.
Ya no hago yoga ni kick-boxing,
me he metido en una caja
y cuento huesos de ratones
y leo y leo pantallas y pantallas
de cosas con colores.

Abro la ventana y la puerta,
abro la puerta del coche,
pero nada arranca
pero nada se mueve.
Puede que media vida
este en una cajita
y la otra dentro de cajones con:

Amigos y amigas
y algún ex
y perros y gatos
y sabores de fresa y limón.

Por poder, puede que todo esté
en una caja dentro de una caja,
hasta mis párpados y mi ropa.
y que en la última cajita
escriba de pie, improvisando,
y extraiga algo de cualquier rincón.
Algo que me sirva,
que me de aire a los pies
y me chupe el lóbulo de la oreja.
Porque, al fin y acabo
la caja de la noche se abre
con ese alquitrán de preguntas
que te quiere encajar otro día,
y encajas la cintura
y lo que te dice tu hija mal de ti,
y no hay más campo por el que correr.

 

Si no te cremas vas a terminar en otra caja.
Así voy de bromista.
Un beso, Lluna.

 

Por amor, Sergi.

 

En nada, mi querido.