Fiesta en el panteón

Se ha roto la copa de cristal
sobre mi cuerpo desnudo e indefenso
bañando mi piel en vino tinto
y tiñendo la sangre en mis huesos.

Nublando mi vista por completo
como si hubiere anochecido en mi interior
viendo solo una luz blanca y quieta
asomarse de un velador.

Eran sus ojos blanco y negro
los que me habían llamado la atención
solo que añejados por el paso del tiempo
parecieran dos veladoras en un panteón.

Vaya donde estoy!,
bajo mi tumba tomando vino
ebrio y sin ningún descaro
de los muertos antes vivos.

Tomen cadáveres
alcohol que alegre sus sentidos
para bailar a una mano con la noche
y brindar por las estrellas en el coche.